Medio siglo después de la tragedia de las maniobras militares Maxorata-72, donde fallecieron dos sargentos y once legionarios de la Bandera Paracaidista Roger de Flor, arrastrados por las fuertes rachas de viento en la zona de Llanos de Muchichafe, en el pueblo de Tefía, un grupo de paracaidistas no pudo realizar ayer el salto en recuerdo de sus compañeros fallecidos por la fuerte ventolera que soplaba en la zona, idéntica a las que arrastró a los militares fallecidos del 11 de abril de 1972.
En aquella ocasión fueron obligados por los mandos a lanzarse desde los aviones a pesar de las adversas condiciones meteorológicas, que terminó en una autentica tragedia al sumar los citados muertos y 73 heridos. La novedad del evento lo representó la presencia por primera vez de la viuda del sargento Lozano, fallecido en la tragedia.
En el 50º aniversario del accidente se celebró ayer un acto de homenaje a los caídos que estuvo presidido por Alejandro Escámez Fernández, general jefe del Mando de Canarias y en el que también participó una compañía de honores y la Banda de Guerra del Regimiento de Infantería Soria 9 de la Brigada Canarias XVI y una Escuadra de Gastadores de la Brigada Almogávares VI de Paracaidistas (Bripac), que despliega sus unidades en tres acuartelamientos ubicados en Paracuellos de Jarama (Madrid), Murcia y Marines (Valencia). Además, a la ceremonia asistieron autoridades regionales, como el Delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana, de ámbito insular, representantes del estamento militar del Archipiélago canario y veteranos paracaidistas. Una de las novedades entre los asistentes es que acudieron familiares directos de los paracaidistas fallecidos.
Emotividad y reconocimiento
El general Jefe de la Brigada Almogávares VI de Paracaidistas, Luis Jesús Fernández Herrero, que se desplazó con sus hombres a la Isla para participar en el emotivo acto, dirigió unas emotivas palabras a los presentes.
Durante la lectura de la efeméride, se destacó la extraordinaria actuación de los doctores Pedro Bosch Hernández y Arístides Hernández Morán y Santiago Santander que, rápidamente, organizaron un gran dispositivo médico que incluía a celadores como el Felipe Gil para atender a los paracaidistas heridos. Además, se resaltó la movilización masiva de los vecinos del lugar, alertados por la radio local, y que colaboraron no sólo con vehículos para trasladar al personal a los centros médicos de la zona, sino también con una donación masiva de sangre. Además de ellos, diversas entidades de la isla participaron en el auxilio a los accidentados.
Posteriormente, veteranos paracaidistas de la Asociación de Veteranos Paracaidistas de Canarias (Vepacan) colocaron una flor en el monolito por cada compañero fallecido durante el emotivo acto de homenaje a los caídos; siendo la viuda del sargento Francisco Lozano Conejero, uno de los dos suboficiales fallecidos, el general jefe de la Bripac y el veterano más antiguo, quienes colocaron una corona de laurel en el monumento en honor a los caídos en Llanos de Muchichafe, inaugurado el 6 de septiembre de 1973 por el capitán general de Canarias.
Tras la lectura de la Oración Paracaidista y después de recitar un espíritu del ideario de la Brigada Paracaidista y de la Brigada “Canarias” XVI, las unidades en formación abandonaron la explanada a paso ligero, para cerrar la parada militar con un desfile. Para finalizar, el general jefe del Mando de Canarias despidió a los presentes.
