La fiscal alega que la bebé María Eleyda vivió tres meses en "extremo desamparo"

La acusación atribuye la muerte a un zarandeo fuerte tras consumir cocaína y alcohol, mientras que la defensa se aferra al primer informe que reflejó una muerte natural

Juicio a una pareja por asesinar a su bebé con cocaína y alcohol

Benyara Machinea

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Las Palmas de Gran Canaria

La fiscal ha sostenido este lunes al comienzo del juicio contra un padre acusado de asesinar a su bebé, María Eleyda, en una vivienda de Puerto del Rosario que la pequeña pasó sus tres meses de vida en una situación de "extremo desamparo" porque sus padres "estaban afanados en sus vicios y en sus adicciones" por encima de cuidar a su hija. La menor murió ahogada en su propia sangre después de recibir alcohol y cocaína y, presuntamente, tras haber sido zarandeada el 29 de abril de 2023. Su progenitor afronta la pena máxima de prisión permanente revisable por un presunto delito de asesinato con alevosía mientras que su madre se enfrenta a seis meses de cárcel por abandono de familia.

La defensa de Juan Francisco L. S. se aferra a las diferencias entre el informe médico que redactó el doctor que intentó reanimar a la bebé, el cual hablaba de una muerte sin signos externos de violencia, y el análisis forense emitido cuando la causa fue judicializada, que fue el primero en señalar que la niña había muerto por el síndrome del bebé zarandeado. El letrado Roque Esteban García pone en duda que el acusado, un hombre joven y de complexión fuerte, pudiera haber sacudido con fuerza a la pequeña sin haberle dejado ni un solo moratón o marca en el cuerpo.

Por otra parte, el abogado de Brenda R. B., Luis Miguel Bravo de Laguna, aseguró en su alegato inicial frente a la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas que su defendida intentaba sacar adelante a su familia, para lo que pidió ayuda a una asociación con la alimentación de sus tres hijos, y afirmó que "prácticamente no consumía" drogas en su vivienda. "No se dejen intimidar por la acusación. Aquí la cuestión va de si Brenda desatendió a su hija y nosotros creemos que no", sostuvo.

Su padre, que afronta la prisión permanente revisable, trabajaba como coordinador en un centro de menores

La representante del Ministerio Público, Carmen Julia González, aportó al Jurado popular que deberá enjuiciar estos hechos una sentencia que aún es firme pero que condenó en primera instancia a la pareja a cinco meses de cárcel después de que su otro hijo fuera atendido por una intoxicación tras dar positivo en cocaína y cannabis. Estos hechos ocurrieron apenas seis meses antes de la muerte de María Eleyda. El padre de la pequeña trabajaba por aquel entonces como coordinador en un centro de menores de Fuerteventura.

La primera testigo en declarar fue una voluntaria de la asociación a la que recurrió la madre de la víctima para pedir ayuda con los gastos de alimentación de los niños y que cuidó a los tres hermanos en distintas ocasiones. Las veces que fue a la vivienda familiar para ver a los menores se encontró con una situación de desorden y con ceniceros repletos de colillas y porros en la mesa baja del salón. Recordó que la más pequeña solía llegar bastante sucia y que tenía una dermatitis en la zona del pañal, por lo que intentó ponerle varias cremas para solucionar el problema que, según los informes médicos, fue provocado por pasar largos periodos de tiempo sin que nadie la limpiara.

Los ungüentos que compró se los terminó regalando a sus padres para intentar que mejorara la afección, además de unas tijeras porque la bebé tenía las uñas muy largas y sucias. En la noche del 29 de abril recibió una llamada de Brenda en la que le pedía que fuera al centro de salud porque la niña estaba mala, pero cuando llegó al lugar se encontró con varios coches de la Policía Nacional a la entrada. "Cuando le dije que estaba la policía me pidió que me llevara a los niños de allí porque le daba mal rollo", aseguró en el juicio. En el camino de vuelta a casa con los dos hermanos de María Eleyda, una de las pequeñas le refirió que "papá le pegó al bebé".

Ingresó muerta en el hospital

Una unidad de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional trató de controlar al acusado cuando irrumpió alterado en el centro de salud con su hija en brazos para que la atendieran. El doctor intentó reanimar a la pequeña en ese momento, pero no respondía de ninguna forma, más allá de soltar sangre por la nariz, porque ya ingresó cadáver. Mientras tanto, en la sala de espera se encontraba Juan Francisco L. S., que rompió un cristal de la puerta, dio patadas a las paredes y profirió amenazas a los agentes allí presentes, los cuales no le dieron mayor importancia porque entendían que su enfado era fruto de la situación en la que se encontraba.

"Estaba nervioso, agresivo, con subidas y bajadas en su temperamento y a ratos lloraba", aseguró uno de los policías que acudieron al lugar. A la vista de los seis antecedentes penales que tenía el varón por delitos violentos decidieron activar el protocolo. En ese primer momento, el médico no detectó signos de violencia externos en la menor, aunque tampoco podía determinar la causa exacta de la muerte.

Una de las hermanas de la pequeña le dijo a la mujer que la recogió tras los hechos que su "papá pegó al bebé"

En el centro de salud también se personaron agentes de la Policía Judicial que pudieron hacer una observación superficial de la víctima. Así, vieron que no presentaba lesiones externas, que tenía restos de sangre en la nariz, síntomas de falta de oxígeno y un eritema. El cuerpo ya estaba frío y rígido al tacto, pero a uno de los agentes le llamó la atención la suciedad que tenía en las orejas, las uñas y el propio pelo, que se encontraba apelmazado. "Son signos de que la higiene no era la deseada", añadió este policía.

Lo que les refirió el acusado en ese momento era que la niña había estado bien durante toda la tarde, incluso a las 19.30 horas hizo una videollamada con Brenda y la acostó. Sin embargo, según su relato, la pequeña despertó sobre las 21.00 horas y pasó alrededor de 40 minutos llorando. Intentó calmarla, añadió, pero se "quedó cao" de forma súbita y decidió entonces que tenía que llevarla al centro de salud.

Los acusados aportaron un audio que Juan Francisco L. S. mandó a su pareja sobre las 21.58 horas, en el que le decía que por más cariño que le daba la bebé seguía llorando y que "parecía que lo hiciera aposta". Añadía en la grabación que "iba a fumarse un porro porque no lo aguantaba más".

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