El acusado de matar a su bebé en Fuerteventura: "Llevo dos años pensando si fui yo, no sé si la moví muy fuerte"

La fiscal mantiene la petición de prisión permanente revisable, pero introduce al final del juicio una pena alternativa por homicidio imprudente de cuatro años de cárcel

El acusado de matar a su bebé en Fuerteventura: “Llevo dos años pensando si fui yo, no sé si la moví muy fuerte”

La Provincia

Benyara Machinea

Benyara Machinea

Las Palmas de Gran Canaria

"Llevo dos años pensando si fui yo, no sé si la moví muy fuerte", declaró este miércoles el acusado de asesinar a su bebé de tres meses, María Eleyda, en su vivienda de Puerto del Rosario el 29 de abril de 2023. Según el relato de Juan Francisco L. S., la niña pasó alrededor de 40 minutos llorando, por lo que la meció para intentar que se calmara y la dejó dormida en su cama. Después de una hora en la que aprovechó para limpiar su casa y bañar a sus otros dos hijos, volvió a la habitación para comprobar cómo se encontraba y la vio con la nariz cubierta de sangre y sin responder a sus llamadas.

Tras escuchar la declaración del acusado, la fiscal decidió mantener su petición de prisión permanente revisable por un presunto asesinato con alevosía. Sin embargo, sí que rebajó el delito de abandono de familia de seis meses de prisión a 11 meses de multa para ambos progenitores, además de contemplar por primera vez una pena alternativa de cuatro años de cárcel en caso de que el Jurado popular considere que se trata de un homicidio imprudente. Este delito, de resultar valorado en el veredicto, conlleva penas mucho más bajas de hasta cuatro años de cárcel.

La defensa del principal encausado, que ejerce el letrado Roque Esteban García, reclama su libre absolución o, en cualquier caso, la calificación de los hechos como un homicidio por imprudencia, mientras que el abogado de la madre Brenda R. B., Luis Miguel Bravo de Laguna, se mostró conforme con la multa económica.

"Que cometa un error no significa que mate, que no sepa lo que le pasó a mi hija no significa que sea un asesino"

El padre de María Eleyda aseguró que en un momento determinado del día de los hechos su hija empezó a llorar desconsoladamente y permaneció así unos minutos hasta que consiguió calmarla y la dejó en el salón para que viera un capítulo de Shin Chan con su hermana. En ese instante de tranquilidad, sobre las siete de la tarde, aprovechó para hacer una videollamada con su pareja, que estaba trabajando y pudo ver cómo la pequeña "estaba tranquila".

Sin embargo, después de colgar el teléfono la menor volvió a descomponerse. "No sabía qué le pasaba, ya estaba mala y me escupía la leche. Es normal que me desesperara", declaró el acusado ante las preguntas de la fiscal Carmen Julia González. Reconoció que agarró a la pequeña entre sus brazos, con una mano apoyada en la parte alta de la espalda, y la meció "puede ser que más fuerte de lo habitual".

Su relato prosigue con que colocó a la bebé en la cama y continuó meciéndola para tranquilizarla, pero en un momento dado "se quedó cao, hizo pum y se quedó dormida". Esta forma repentina de cesar su llanto le preocupó lo suficiente como para comprobarle los signos vitales, pero aún así decidió ponerse a limpiar, preparar la cena a sus otros dos hijos y bañarlos para llevarlos a la cama.

"No se despertaba, no me decía nada"

Cuando volvió a ver a la menor le alarmaron los restos de sangre que tenía en la nariz, intentó limpiarle la cara en el baño y salió corriendo con lo puesto hasta el centro de salud más cercano. "Me salté todos los controles porque no se despertaba, no me decía nada", afirmó tras hacer unas breves paradas en su declaración para recomponerse. "Tenía tres meses, era un bebé. ¿Cómo le voy a hacer daño?", se preguntó.

Juan Francisco L. S., de 36 años de edad y natural de Sierra Leona, explicó que tuvo una infancia difícil porque su madre lo vendió por 500.000 pesetas a una mujer que ya tenía a otros hijos criados. Pasó su niñez en Jinámar en una época en la que "había una violencia que no era normal" y entró por primera vez en prisión a los 19 años. Su última condena, de las diez que acumula, fue en 2013. "Sé lo que me hizo mantenerme en pie en la calle y fueron mis hijos. Pensé que ya tenía algo por lo que luchar y no volver a la cárcel".

El Ministerio Fiscal admite que la modificación puede llevar a que la petición de asesinato "pierda fuerza"

Al ser preguntado por su abogado acerca de su experiencia como trabajador de un centro de menores y la violencia hacia los niños respondió: "El que le pega a un niño le pega a una mujer. Para mí son parásitos, como la mayoría del Jurado pensará que soy yo". "¿Ninguno ha cometido alguna vez un error? Eso me ha pasado a mí, intenté hacer lo que podía. Pero que cometa un error no significa que mate, que no sepa lo que le pasó a mi hija no significa que sea un asesino", expresó a los ciudadanos encargados de decidir sobre su culpabilidad o inocencia.

Brenda R. B. admitió que podía haber hecho algo más respecto a la dermatitis que presentaba la bebé por no haberle cambiado el pañal por largos periodos de tiempo, pero aseguró que la pediatra no le dijo que esta afección estuviera tan avanzada. "No era consciente de la gravedad, creía que era igual que la que habían tenido mis otros dos hijos y pensaba que remitiría", indicó. Respecto a su pareja, aseguró que "no es una persona que se desespere con facilidad" y que si hubiera mostrado algún rasgo violento "sería la primera que no dejaría a esa persona" con sus hijos.

Por su parte, la representante del Ministerio Fiscal sostiene que el acusado, al no conseguir calmar a su hija "la zarandeó con extrema violencia hasta perder el conocimiento" y que, lejos de llevarla al centro de salud cuando sospechó que era extraña la forma en la que había caído dormida, "la dejó en la cama". Se ampara en el audio que mandó a su pareja alrededor de las nueve de la noche en el que le dice que el bebé "es un cabrón" y que iba a salir a fumarse un porro. En su informe alegó que las dificultades respiratorias fueron "el punto final de su muerte agónica".

"Si no se consideran probados los hechos quedaría en libertad"

La fiscal también considera que el cambio que ha llevado a cabo al final del juicio al contemplar que pudo haber un homicidio imprudente implica un riesgo de que "la petición de asesinato pierda fuerza", pero lo considera necesario porque "si no consideran probados los hechos quedaría en libertad".

El abogado de la defensa, sin embargo, cree que la modificación es un indicativo de que se ha desmontado la teoría del asesinato. "Lo único que tiene para intentar probarlo es el supuesto zarandeo", aseguró, ya que los peritos declararon que no había alcohol, sino benzoilecgonina por un "proceso natural" después de la muerte y que la cocaína pudo haber sido suministrada de "forma pasiva". Hay un error, para esta parte, al no haber acusado desde el principio por un homicidio imprudente, que es competencia del juzgado de lo penal y no de un Jurado popular, porque "quizás actuó mal, pero no con intención de hacer daño".

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