El termómetro marcaba 32 grados de temperatura, pero esto no impidió que los niños de Vecindario entregaran sus ofrendas como cada año a San Rafael y lo acompañaran en la procesión en su honor. Junto a sus padres y catequistas, los pequeños fieles de San Rafael fueron ataviados con la vestimenta típica y llevaron fruta, legumbres y dulces, que serán entregados a Cáritas. "Están muy ilusionados, muchos de ellos no durmieron anoche", decía Marisa Mejías, catequista de veinte niños de Vecindario.

La ofrenda comenzó puntual, a las 12.00 horas y los pequeños en fila fueron entrando en la iglesia de San Rafael, donde les recibía Mariano Medina, párroco de Nuestra Señora del Pilar, de Guanarteme. A rebosar estaba la iglesia y vecinos y visitantes se agolparon fuera sin parar de abanicarse debido al calor.

"Esto parece verano", decía Dunia Santana, vecina de la zona. Debido a las altas temperaturas, Sergio Martel y Santiago Déniz, miembros de la Cruz Roja de Vecindario estaban atentos porque "el calor puede producir desmayos o fatigas". Sin embargo, la mañana transcurrió sin percances.

Tras la misa, los niños, acompañados de sus padres, siguieron al santo por las calles colindantes a la plaza. Conchi Suárez, llevaba a sus dos niñas Raquel y Verónica. "Es una manera de inculcarles la generosidad, ya que lo que ofrecen irá a las personas más necesitadas", dice.

Tras la procesión, el grupo de cornetas y tambores El Manojo, de La Orilla Baja, tocaron un buen rato frente al santo. Para Adrián Sánchez, de 15 años es muy emocionante ya que apenas hace tres años que se formó el grupo. "Somos 27 componentes y nos suelen llamar a este tipo de actos para animar las fiestas, pero con este calor ..."