El obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, resaltó durante la eucaristía celebrada ayer en honor a la Virgen del Pino que Gran Canaria afronta estos festejos con "tres heridas en el corazón": la de las muertes por el accidente aéreo de Barajas y por los inmigrantes fallecidos en costas canarias; la de la vida, provocada por la crisis económica; y la del amor, en una sociedad que no termina de encontrar el valor que debe jugar la familia en estos tiempos.

Cases recordó la herida dejada por las 154 personas fallecidas "en un accidente absurdo" y "que hemos ido despidiendo gota a gota con el dolor clavado ente el silencio, la queja dolorida y la esperanza". De la misma manera se refirió a "tantos hermanos que, intentando una y otra vez llegar a las costas, se pierden a uno o muchos pasos de la meta y se dejan la vida en el camino". El obispo se refirió seguidamente "a la herida de la vida que duele y se va haciendo difícil y hasta imposible para muchos por la crisis que no todos pagamos igual".

Para el prelado, "el bullicio y la diversión están tapando bastante tristeza y soledad", agregando que la "fe no puede servir de coartada para el olvido y la frivolidad". En su reflexión, Cases señaló que "en nombre de la libertad y la autonomía humana se pasa en silencio sobre el nombre de Dios, la religión se reduce a devoción y se elude la fe en los actos públicos".

Tras la misa, las tracas y los aplausos recibieron la procesión de la Virgen del Pino, con un bellísimo manto rosa palo donado por una familia de Fuerteventura, y el trepidante desfile del Regimiento de Infantería Canarias 50. Las fiestas del Pino han conseguido este fin de semana una cifra récord en asistencia con más de 300.000 personas, según destacó ayer el propio alcalde de Teror, Juan de Dios Ramos.

Esta multitudinaria afluencia originó que Global registrase 80.000 usuarios entre la tarde del domingo y la madrugada de ayer. Además, los servicios municipales se vieron desbordados por la basura dejada en la romería. Pese a esta aglomeración histórica, la villa apenas sufrió incidentes de importancia, contándose siete detenciones por peleas y 18 borracheras.