Tres ex pacientes han denunciado a un psicólogo clínico de Telde por abusar sexualmente de ellas durante las consultas. Según las denunciantes, Miguel Romero Déniz se valía de su posición de superioridad para chantajearlas emocionalmente y mantener relaciones sexuales plenas en su propio despacho profesional.

Miguel Romero también está contratado como psicólogo por la Unión Deportiva Las Palmas, aunque no ejerce como tal en el equipo amarillo. El pasado lunes fue citado como imputado por el Juzgado de Instrucción nº 7 de Telde (violencia de género), que ha abierto una investigación para determinar si los hechos referidos son constitutivos de un delito de abuso sexual.

Las denunciantes ya han ratificado ante la jueza las denuncias presentadas en la Policía Nacional. Una de ellas sostiene que tuvo tres relaciones completas con el imputado entre los años 2002 y 2003, porque en ese entonces se encontraba muy vulnerable y se sentía obligada a satisfacer sus deseos sexuales.

"Tenemos la responsabilidad de que esto no siga ocurriendo, porque se nos ha hecho mucho daño y queremos que el resto de las afectadas den un paso adelante", afirma la misma denunciante. En su declaración asegura que hay más casos similares y que se ha enterado de ellos a través de su médico de cabecera, así como de otro psicólogo al que recurrió para recibir tratamiento por esos presuntos abusos.

Las otras dos denunciantes situaron los hechos hace ocho años, y en ellos describen un modo de proceder similar por parte del terapeuta. Según las afectadas, Romero les hacía creer que practicar el sexo con él era una parte más de la terapia, las citaba a última hora y comenzaba los acercamientos con piropos o tocamientos, siempre aprovechándose de su condición de psicólogo frente a la enfermedad de sus pacientes.

Las dos mantuvieron entre tres y cinco relaciones plenas con el imputado, hasta que tomaron conciencia de lo que estaba sucediendo y fueron juntas al despacho del psicólogo para recriminarle su comportamiento.

Romero ha negado ante la jueza que tuviera sexo con estas mujeres y que usara su posición para intimidarlas. También niega que se masturbara mientras las llamaba por teléfono, y dice que esas llamadas y la organización de varios asaderos eran parte de la terapia. Según él, las denuncias se deben a la animadversión de sus pacientes.