El sector ovino y caprino de Gran Canaria muestra a día de hoy una herida de muerte que mantiene en vilo a los pastores de la Isla. El encarecimiento del precio del pienso con el que alimentar a los animales, la imposición de restricciones que atribuyen a las corporaciones para practicar la trashumancia en otros lugares y la falta de ayudas económicas obligan a muchos a abandonar el cuidado del ganado en el campo.

Las extremas dificultades por las que pasa el pastoreo en los últimos años han provocado que un amplio número de pastores grancanarios hayan unido sus fuerzas con el fin de paliar este problema para su subsistencia. La celebración eventual de cumbres a lo largo del año para analizar la situación desde los diversos costados de la coyuntura se erige como la última alternativa para que éstos puedan ser escuchados. Sin embargo, pese a ser un problema generalizado en Canarias, la falta de consenso entre las siete islas impide reforzar sus esfuerzos.

El principal inconveniente denunciado por los pastores es el incremento desorbitado del precio del pienso al que se han visto expuestos, cuyo valor ha aumentado en más de un 50 por ciento desde el pasado mes de diciembre. A ello, añaden la necesidad de "depender, en gran medida, de todo lo que viene de fuera". Así lo asegura Fermín Guedes, un pastor grancanario de 35 años que trata de subsistir sin apenas medios en su granja en el pueblo de Los Corralillos. Ayudado de su padre, pastor retirado, Fermín trata de sacar adelante durante todo el año lo que según él, "cada día es más difícil".

Ambos cuentan en su granja con una cifra cercana a 500 animales entre ovejas y cabras, aunque hace años llegaron a contar con un millar aproximadamente. "Antes, cuando había sequía o la cosa no iba bien, era posible desplazarse con el ganado a otros lugares; Maspalomas, Firgas, Valsequillo... Ahora, te encuentras pegas por todos lados por parte de Medio Ambiente o del Cabildo, incluso para acometer cualquier infraestructura", espeta Guedes.

Además, el pastor muestra su indignación al asegurar que "cuando antes comprabas un container de pienso por 3.000 euros, ahora lo haces por más de 6.000". Por ello, pese a haber dedicado su vida a este negocio, no duda en afirmar que si alguien se ofreciera para comprárselo, "se lo vendería en papel de regalo". Aún así, esta familia grancanaria reconoce la ayuda prestada por el Ayuntamiento de Agüimes, pero no creen que sea suficiente para evitar que siga siendo una práctica deficitaria donde "se sobrevive tirando de ahorros".

Como soluciones inmediatas, consideran imprescindible una ayuda económica que palie "los obstáculos" con los que se enfrentan los pastores y que salvaguarde los intereses de la ganadería canaria. Así, Fermín considera que el REA - Régimen Especial de Abastecimiento de Canarias-, que tiene como fin paliar los costes adicionales derivados de la lejanía y la situación insular de Gran Canaria para importar productos de fuera, repercuta en mayor medida en los precios del pienso. Sólo así, mantiene, "podremos hacer frente a esta tradición, que ahora mismo sólo da pérdidas".