Santa Brígida perdió ayer a uno de sus árboles más singulares. El drago centenario situado junto a la entrada de la villa, en el jardín de una vieja casa, cayó derrotado a primera hora de la madrugada. Sus raíces mitológicas no pudieron mantenerse más en pie, dejando al pueblo sin una de sus sombras más longevas. Las lluvias recientes agravaron su debilitado estado cuando alcanzaba los 12 metros de altura.

Fue a las 01.26 horas cuando su endeble figura se precipitó desde la casa que lo cobijaba, situada en la calle Calvo Sotelo número 19, hacia la Carretera del Centro, cerrando el poco tráfico rodado que a esa hora circulaba por la zona.

Una patrulla de la Guardia Civil de la Vega de San Mateo, que hacía la ronda nocturna, se encontró de pronto con la añeja figura del drago sobre la carretera.

Hasta primera horas de la mañana de ayer el drago yacía tendido sobre uno de los carriles de bajada de la GC-15, mientras sus pesadas y enormes ramas hechas añicos iban siendo retiradas por los operarios del Servicio de Carreteras del Cabildo. La carretera estuvo cortada hasta las nueve y media de la mañana.

Se trataba del tercer drago más antiguo de esta localidad, después del ejemplar ubicado sobre las Grutas de Artiles y el de Pino Santo, que se ha convertido en emblema del patrimonio natural de la villa. Sin embargo, también corre peligro de caerse, pues hace más de 250 años que vive colgado de un risco sobre el barranco Alonso.

El malogrado ejemplar fue plantado en 1920 por Juan Lemes Sabina, industrial harinero, para decorar el jardín de su casona de verano situada a la entrada del pueblo. Por entonces, aquel árbol tenía ya un metro y medio de altura. Bajo sus ramas sobrevivió a cinco generaciones de esta familia satauteña, cobrando un protagonismo en el paisaje por su gran porte y el conjunto tan armonioso que formaba junto a la casa. Una bella estampa que hoy es ya parte de la memoria.