Cristóbal Peñate

Las Palmas de Gran Canaria

Se acerca el Día del Pino y por lo tanto el tiempo de las famosas mareas que toman el nombre de la Virgen de Teror, patrona de Gran Canaria. Sin embargo, al contrario de la creencia popular, las denominadas mareas del Pino no se producen indefectiblemente cada año y no siempre en estas fechas, ya que a veces se dan en el último trimestre del año. De hecho, son impredecibles. Depende de que confluyan dos factores: la pleamar y el mar de fondo.

Así lo explica el vicedecano de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Antonio Martínez Marrero, que además es profesor de Ondas Oceánicas. Este profesor del departamento de Físicas y oceanógrafo señala que en las mareas del Pino hay algo previsible -la atracción de la luna y las mareas- y otra parte que no lo es tanto: el oleaje. Ahora entramos en la época de las mayores pleamares del año, que suelen ir desde finales de septiembre a primeros de octubre, cuando se producen las mareas vivas más altas.

Lo que ya no se puede prever es el oleaje o el mar de fondo, que se produce a consecuencia de las primeras tormentas del Norte. El otoño es la época más inestable, cuando llegan los primeros importantes temporales y las grandes olas. Para que se produzcan las mareas del Pino tienen que coincidir los dos fenómenos: pleamar y oleaje. Por eso no todos los años hay mareas del Pino.

Martínez afirma que "el fenómeno que en Gran Canaria conocemos como mareas del Pino es un evento que se suele producir en septiembre o, en ocasiones, a principios de octubre, debido a la combinación de dos fenómenos físicos de origen distinto. Por un lado, durante las mareas vivas de los meses de septiembre-octubre (al igual que en marzo) se producen las pleamares más importantes del año, llamadas mareas equinocciales. Estas mareas se producen debido a que la atracción gravitatoria combinada de la luna y del sol tiende a ser mayor durante esta época del año.

TEMPORALES. "Por otro lado", añade, "en esta misma época suelen producirse también los primeros temporales en latitudes altas. Estos temporales generan un oleaje importante en el interior del océano que llega a nuestras costas en forma de mar de fondo u olas de gran longitud. Este oleaje suele remontar mucho cuando llega a costa pudiendo producir reboso. Las conocidas mareas del Pino se producen cuando ambos fenómenos coinciden: las mareas equinocciales y el mar de fondo debido a los primeros temporales que se producen en latitudes altas. El segundo fenómeno no siempre se produce y por tanto las mareas del Pino tampoco", explica el experto.

Las predicciones meteorológicas pueden prever la pleamar, pero no el mar de fondo. Cuando la marea alta (pleamar) coincide con el mar de fondo (oleaje) se forman las olas grandes, según apunta también el director del Instituto Canario de Ciencias Marinas, Hipólito Hernández Palacios.

El catedrático de Oceanografía de la ULPGC Santiago Hernández León afirma que las mareas del Pino son un fenómeno "sencillo de explicar. En septiembre suele haber marea viva producida por la luna llena o nueva, por lo que la marea sube más que cuando hay luna en cuarto creciente o menguante".

En septiembre se debilitan los vientos alisios y las borrascas por las Azores, lo que indica el inicio del otoño. "Las borrascas producen un mar de fondo y la ola viaja por todo el océano, pero sólo la vemos cuando llega a la costa. Hay años en los que no coincide el mar de fondo del Norte con la marea grande. Es una tradición lógica y científica. En verano apenas hay mar de fondo".

Este fenómeno puede acarrear problemas a los bañistas, por la virulencia de un mar que se vuelve bravío. Es por ello por lo que siempre es conveniente que se tomen precauciones.