El periodista Antonio Cruz Domínguez, hijo predilecto de la isla, ofreció anoche una conferencia que, inscrita en el marco de los actos conmemorativos del centenario de la institución, sirvió entre otras cosas para arrojar algo de luz sobre los orígenes de la famosa rivalidad entre chicharreros y canariones, la misma que germinó muchas décadas antes de que se fundasen los dos clubes de fútbol, se produjese la división provincial de 1927 o se le diese cuerpo y forma a las multitudinarias fiestas de los carnavales.

Conflictos eclesiásticos Gran Canaria-Tenerife: del pleito entre los obispos Folgueras y Romo a las pretensiones tinerfeñistas por la sede de la futura Archidiócesis de Canarias, con este título bautizó el periodista una alocución en la que se refirió al comienzo de la 'otra' pugna, la política, pero que centró en las ambiciones e intrigas de los sacerdotes y obispos más influyentes de la época.

El conferenciante ubicó el inicio de las 'hostilidades' en las propias Cortes de Cádiz de 1812, "cuando un grupo de diputados tinerfeños solicitaron que en Tenerife se crease un obispado independiente del de Canarias y que integrase a las cuatro islas occidentales con su sede en San Cristóbal de La Laguna".

Santiago Key y Muñoz fue el encargado de defender esta demanda, "ante la que se opuso enérgica y valientemente el canónigo Gordillo, natural de Guía, en confrontación dialéctica acompañada de alta tensión", matizó el conferenciante. La reclamación no cuajó -algo a lo que también contribuyó el nombramiento de un obispo auxiliar para la Diócesis de Canarias ante la precaria salud del obispo Manuel Verdugo-, pero Tenerife sí que consiguió en 1919 que se crease la diócesis de La Laguna, "independiente de la de Canarias" y que tuvo como catedral el templo de Los Remedios.

El disertante se detuvo también en detalles significativos sobre las tensiones y conflictos eclesiásticos. Hubo, por ejemplo, un pleito protagonizado por el primer prelado tinerfeño, Folgueras y Sión, que se quejó en Roma por el hecho de que Romo luciese el título de 'obispo de Canarias', litigio también perdido. O anécdotas, como cuando un diario tinerfeño se refirió al padre Cueto como "obispo de Gran Canaria". Al parecer, el mal rollo entre la curia de ambos lados era de tal nivel en otros tiempos que toda una eminencia eclesiástica, monseñor Torrijos, optó por no desembarcar en un viaje y quedarse en el Puerto de La Luz para no ir a saludar al obispo de Canarias "por el miedo y temor a que este elemental acto de cortesía pudiera ser entendido en Tenerife como sumisión" a dicha persona.

Hoy en día, entiende Antonio Cruz Domínguez, "se pueden encontrar argumentos para hacer realidad la creación de la provincia eclesiástica de Canarias, sobre todo cuando en Andalucía se trabaja para la constitución de una región eclesiástica que agrupe a las archidiócesis de Sevilla y Granada. Cuando esto ocurra", advirtió, "las diócesis canarias tendrán que tomar otro rumbo. Y para entonces habrá que tener las ideas muy claras".