En el Sur hay psicosis de inseguridad ciudadana entre vecinos y comerciantes, aunque la policía lo niega tajantemente. Sin embargo, en las últimas semanas se han acrecentado los robos en viviendas y en complejos turísticos. La mayoría de las víctimas apuntan a la crisis como motivo de este repunte delictivo, aunque discrepan acerca de los supuestos delincuentes. Unos desconfían de sus vecinos, otros señalan a extranjeros, los hay quienes creen que son paisanos y algunos incluso están convencidos que hay bandas organizadas de la Europa del Este detrás de estos hechos. La policía lo desmiente con rotundidad.

El robo de la recaudación de su restaurante a un empresario en la puerta de su casa y la paliza recibida por un magrebí en una terraza han sido los últimos casos conocidos, pero en las últimas semanas se han venido produciendo hechos que han desatado una psicosis colectiva en varias zonas de San Bartolomé de Tirajana, desde Playa del Inglés a San Fernando de Maspalomas, pasando por Bellavista, Sonneland, Alejandro del Castillo, La Rosaleda, Los Faroles y el Campo Internacional.

Uno de los casos más flagrantes se produjo en el complejo de apartamentos y bungalows Dragón Club II, junto al centro comercial Yumbo y al lado mismo de la oficina municipal de información turística. A finales de año entraron dos jóvenes y robaron en varios apartamentos objetos de valor de los clientes, desde cámara fotográficas a ordenadores y móviles. Pero lo más inquietante es que, tras ser detenidos por la policía y luego puestos en libertad por el juez, volvieron hace unos días a cometer otro robo en el mismo establecimiento, pese a que cuenta con cámaras de seguridad.

Precisamente fueron las imágenes grabadas por las cámaras de seguridad las que sirvieron a la policía para detener a los dos ladrones, que resultaron ser dos magrebíes que tienen su lugar de residencia en Vecindario. Tras su detención y el paso a disposición judicial, ambos volvieron a hacer de las suyas, siempre a altas horas de la madrugada, según denuncian los afectados.

El presidente de la comunidad de propietarios de este complejo turístico, José Álvarez, duerme desde ese día en la recepción. "Vinieron encapuchados, pero luego, cuando se quitaron la capucha, pudieron ser captados por la cámara de seguridad. Roban a través de las terrazas de los bungalows todo lo que encuentran: ordenadores, móviles, carteras y ropa. Estoy muy preocupado por los clientes, sobre todo por la gente mayor. Últimamente hay muchos robos". Hechos parecidos se han producido en otros complejos de bungalows y apartamentos de la zona, como en Los Porches.

Álvarez dice que entiende que la crisis está empujando a delinquir a gente que no tiene empleo, "por lo que no me importa invitarles a comer, pero no quiero que me destrocen esto".

Un buen susto

Rafael M.G. es el dueño de un restaurante en el centro comercial La Sandía que la semana pasada se llevó un buen susto cuando regresaba a su casa por la noche con una recaudación de 5.400 euros. Bajó del coche para abrir la puerta del garaje, lo que fue aprovechado por un individuo que rondaba su casa para llevarse el dinero.

Este hombre no quiso apenas hablar del suceso "porque estoy de bajona, depresivo y desanimado por lo que me ha pasado. Estoy pasando un mal momento y necesito unos días de descanso, pero le puedo decir de gente a la que le ha pasado cosas parecidas".

El concejal de Policía de San Bartolomé de Tirajana, Pedro Melián, conoce algunos casos, pero recuerda que "los asuntos de seguridad ciudadana competen a la Policía Nacional y no a la Policía Local. Nosotros colaboramos con ella en todo lo que sea necesario e incluso tratamos de llevar a cabo estrategias de prevención en la calle. Nos reunimos para tratar los problemas de seguridad porque es algo que a todos nos afecta".

Por Bellavista, donde se han producido varios robos, por el día las calles parecen tranquilas, pero pocos son los que se atreven a hablar y menos aún los que quieren dar su nombre. Un fontanero y un jardinero que trabajan para complejos y comercios de la zona coinciden en afirmar que han escuchado últimamente que están proliferando los robos, "pero afortunadamente a nosotros no nos ha tocado porque no vivimos aquí".

F.M., una mujer que no desea identificarse por miedo a represalias, es una de las personas afectadas por robos en domicilios. Recientemente le desvalijaron su casa en el Campo Internacional a plena luz del día. "Lo más llamativo es que entraron en casa entre las 12.30 y las 16.20 horas, que fue el tiempo en el que estuvimos fuera. Nosotros estamos convencidos de que se trata de gente joven de por aquí, chiquillajes que menudean con la droga y que aprovechan que hay una pista de skate, a la que van chicos sanotes, pero luego aparecen los malajes al calor del foco de la cancha y hacen de las suyas".

Su casa está totalmente protegida, incluso con vallas de hasta dos metros de alto. " Mi marido y yo creemos que los ladrones son gente de la zona. Cuando denunciamos el robo no rompieron el coche y la puerta de la casa con una tabla de skate. Me siento ultrajada, es angustioso pasar esta situación".