Fuerteventura y Lanzarote comenzaron a recuperar ayer la normalidad tras unos días de intensas lluvias. El sol empezó este miércoles a calentar poco a poco el tiritado campo majorero que ha sufrido desde el pasado lunes unas bajadas del termómetro que no recuerdan ni los más viejos del lugar. Habría que retroceder unos 30 años atrás para recordar un invierno tan lluvioso como este.

El granizo es historia, de momento, en la árida tierra majorera. Atrás quedan dos días donde el frío y la lluvia se convirtieron en protagonistas.

El primero porque no es usual por estas tierras y por el daño ocasionado en algunos cultivos en Pájara y Tuineje, y la segunda porque este año se ha dejado ver con mayor frecuencia hasta el punto que presas y gavias se han llenado en varias ocasiones garantizando la cosecha y también la sementera.

En Lanzarote, el Gobierno de Canarias suspendía al mediodía de ayer la alerta amarilla por fuerte oleaje decretada después de que la mañana transcurriese con toda normalidad en las costas conejeras. El astro rey se dejó ver ayer en la isla de los volcanes aunque las temperaturas seguían siendo relativamente bajas con mínimas de doce grados a primera hora de la mañana en el interior de Lanzarote.

La semana ha estado marcada precisamente por la granizada que sorprendió a los conejeros durante la mañana del pasado lunes, en especial en los municipios de Yaiza y Tinajo. Una ligera capa de granizo cubría el paisaje volcánico de La Geria que, en un principio, no ha dañado a los cultivos.

La lluvia también se ha dejado ver en Lanzarote, aunque las precipitaciones no han sido abundantes. Eso sí, algunas de las precipitaciones fueron intensas durante varios minutos, lo que provocó algunos inconvenientes en Arrecife, con la creación de charcos.