El último canto del hotel Folías

El que fuera el primer establecimiento turístico del sur de Gran Canaria cesa en su actividad por orden del Juzgado de lo Mercantil y espera a lo que decida su junta de acreedores para volver a recibir inquilinos o echar el fechillo definitivo

JUANJO JIMÉNEZ SAN BARTOLOMÉ DE TIRAJANA

El histórico hotel Folías de San Agustín, el primer establecimiento hotelero abierto en el sur de Gran Canaria, cesó ayer su actividad tras más de 45 años de servicios.

Inaugurado en 1965 por la iniciativa de los empresarios Arístides Jaén, Francisco Díaz Casanova y Perico Hernández, entre otros, el inmueble, en los últimos años convertido en un aparthotel de 79 estudios, despedía durante el día de ayer a los dos últimos inquilinos alojados en sus instalaciones, mientras la docena de trabajadores de una plantilla que se ha ido reduciendo desde más de una treintena aunque de momento siguen trabajando, se enfrentan a unos posibles expedientes de regulación de empleo.

Pedro Pasada, apoderado de Folías Field, la empresa que desde 2004 se hizo cargo de este emblema del sector turístico en el municipio de San Bartolomé de Tirajana en los años 60, subrayaba ayer en su despacho que se trata de un "cese de actividad, es decir, que no podemos atender a los turistas, pero no de un cierre", que queda a expensas de que lo que a partir de ahora decida la junta de acreedores tras abrirse un periodo de consultas para determinar su futuro.

Si bien Pedro Pasada afirmaba que "la situación es incierta y confusa", la empresa que representa, y que aglutina a un grupo de propietarios isleños que gestionan sus 79 estudios, no quiere tirar la toalla, sobre todo tras haber apostado por "un edificio que cuando nos hicimos cargo de él era muy antiguo y en el que se ha invertido esfuerzo y dinero en su reestructuración para mejorar sus servicios".

La misma fuente achacaba a la crisis que ha vivido el sector en los últimos años, a la falta de línea de créditos al fuerte incremento de camas alojativas -que de alguna manera no permite beneficiarse de la mayor entrada de turistas-, y a la lentitud de un proceso concurso que data de diciembre de 2008, buena parte de las causas de la situación que vive hoy el hotel Folías.

El establecimiento, ayer, permanecía abierto, pero bajo mínimos, sin el trasiego que durante casi medio siglo ha ofrecido a cientos de miles de visitantes. Apenas un recepcionista en el hall de entrada, el director en su despacho y nada más.

Uno de los taxistas de la parada anexa, sin querer ofrecer su nombre se lamentaba de los momentos por los que atraviesa la firma, "por sus trabajadores, algunos muy conocidos porque llevan décadas trabajando entre esas paredes que son como sus propias casas", y porque "el Folías es un símbolo fundamental de nuestra economía al que no se puede abandonar, como tampoco se pueden olvidar, como parece que se está haciendo, la zona de San Agustín frente a Maspalomas o Meloneras".

Y es que el hotel Folías, que mantuvo su esplendor hasta mitad de los 90, fue perdiendo atracción a medida que se fueron desarrollando las inmediaciones del Faro de Maspalomas, con nuevas formas de explotación, diferentes a la gestión familiar marca de los primeros años del Sur.

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