La devoción y la solidaridad de los canarios se impusieron una vez más a la dureza del camino y a las altas temperaturas. Teror celebró ayer el día grande de la Virgen del Pino, patrona de la Diócesis de Canarias, bajo un calor abrasador que elevó los termómetros por encima de los 35 grados, pero eso no impidió que miles de peregrinos llenaran la basílica para ayudar a las víctimas de Somalia y presenciaran -abanico en mano- el desfile militar y la procesión.

Unas 200.000 personas han visitado Teror en los días principales de la festividad del Pino, según informó el alcalde de la villa, Juan de Dios Ramos Quintana, quien resaltó el civismo de los peregrinos durante la ofrenda y la larga noche de la víspera, en la que se produjo la mayor aglomeración de romeros. El calor frenó la llegada de fieles en las horas del día, pero la empresa de transportes Global contabilizó 6.000 viajeros más que el año pasado entre las 22.00 horas del miércoles y las 04.00 horas de ayer, según explicó el alcalde.

"Es verdad que en la ofrenda hubo menos gente que en años anteriores, pero se compensó con los que han llegado después", señaló Ramos Quintana, quien apuntó que "los peregrinos han venido de forma más espaciada, pero no han fallado y aquí han estado todos los grancanarios". De hecho, miles de romeros se cruzaron en la mañana de ayer en la carretera de Tamaraceite a Teror, unos recién levantados hacia la villa mariana y otros de regreso a casa con el cansancio y la resaca reflejados en el rostro.

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En la plaza y en los alrededores de la basílica del Pino fue difícil encontrar una sombra durante toda la mañana, por lo que hubo que atender a una quincena de fieles por lipotimias y síncopes. También hubo desmayos durante las cuatro misas y la solemne Eucarística presidida por el obispo Francisco Cases, quien agradeció el esfuerzo de los devotos de la virgen y la solidaridad con los afectados por las hambrunas de Somalia y los demás países del denominado cuerno de África.

Cases también se refirió en su intervención a que la clase política debe seguir afanándose en aplicar políticas de austeridad y de ayuda a los más desfavorecidos. También aludió a la inestabilidad que se vive actualmente, con crisis a distintos niveles: el laboral, el familiar y el personal. "Vivimos en la cultura de la inestabilidad, en la del usar y tirar" lamentó para, acto seguido, aplaudir la propuesta lanzada por el Papa en su visita a Madrid: buscar a Cristo en el Evangelio.