Las calles de Teror vivieron el bullicio desde primera hora de la mañana de ayer. Cientos de peregrinos acudieron a la Villa Mariana para ser testigos de la festividad de las Marías. Mientras el sol empezaba a hacerse notar y los puestos de las calles eran un hervidero del que se desprendían olores, sabores y gentío, el obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, oficiaba en la basílica del Pino una eucaristía en la que el Colegio de Abogados de Las Palmas homenajeó a su patrona.

Durante la homilía, el obispo quiso aprovechar el homenaje para explicar que "los abogados vertebran la sociedad" y que "hacen un gran esfuerzo todos los años viniendo a Teror". Francisco Cases manifestó ayer su preocupación por la educación y "lo bajo que está el listón para los alumnos, tanto que pronto no sabremos qué hacer con los niños". Los divorcios, la inestabilidad económica y familiar y el rencor, recordando el 11-S, tuvieron también su momento en el sermón.

Al finalizar la misa, el presidente del Colegio de Abogados, Agustín Espinosa, manifestó: "Para nosotros es una tradición muy arraigada que queremos mantener para siempre", y no dudó en admitir que había sido una misa "muy emotiva y con unas palabras del obispo sobre la actualidad muy certeras".

La basílica estuvo plagada de gente que quiso antes, durante y después de misa llegar hasta la Virgen para cumplir sus promesas, tocarla y pedirle su ayuda.