El Cabildo de Gran Canaria planteó ayer al Gobierno regional un cambio de modelo en la atención de los menores inmigrantes para reubicar a los niños a su cargo en los centros de la Comunidad Autónoma, según informó el consejero insular Asuntos Sociales, Francisco Santana, quien señaló que el Ejecutivo canario tiene dependencias "más especializadas" y personal "más preparado".

El Cabildo grancanario tiene actualmente la custodia de 67 menores inmigrantes, repartidos en centros de diez o doce plazas en varias localidades como El Fondillo, Piletillas o Arucas, que a juicio de Francisco Santana podrían reagruparse en los centros que creó el Gobierno de Canarias a raíz de la masiva afluencia de pateras y cayucos entre los años 2006 y 2008.

El consejero del Cabildo hizo estas declaraciones tras reunirse con el viceconsejero de Política Social e Inmigración del Gobierno autónomo, Melchor Núñez, para analizar los servicios que prestan ambas administraciones y buscar fórmulas de cooperación para intentar ahorrar costes. "La inmigración irregular se ha reducido en los últimos años y el Gobierno canario está cerrando sus centros porque ya no llegan menores de edad; por tanto, no es normal que el Cabildo se mantenga con la misma situación", comentó Santana, quien opinó que "hay que equilibrar los servicios para que ninguna institución vaya en declive".

Perplejidad

La propuesta generó "perplejidad" en el Gobierno canario y en las fundaciones que gestionan los centros de menores inmigrantes, pues Santana está dando por hecho que las competencias recaen sobre la Comunidad Autónoma, cuando en realidad corresponden a los cabildos. Además, el Ejecutivo canario cerró el pasado 31 de junio los dos únicos centros que quedaban en funcionamiento, los de Arinaga y Tegueste.

De hecho, los últimos 15 menores inmigrantes de Arinaga y los 10 de Tegueste se encuentran ya bajo la tutela de los cabildos.

El Gobierno regional creó ocho centros de forma provisional porque los cabildos se vieron desbordados ante la llegada de inmigrantes subsaharianos en cayucos, y en menor medida de marroquíes en pateras.

Esas dependencias llegaron a atender a más de 1.000 menores, algo que para los cabildos sería imposible, pero se han ido cerrando de forma paulatina porque apenas llegan inmigrantes irregulares y también porque los internos dejan el centro al cumplir la mayoría de edad.

Las fundaciones que realizan el servicio cuestionan la idea del Cabildo grancanario de agrupar a los menores inmigrantes para reducir los costes. Ese modelo masificado se desechó desde los años noventa porque dificulta la educación y no garantiza la reinserción social.