Calculo que serán unos 700 u 800 kilos. La cosecha de este año ha sido mala, pero menos da una piedra". Carlos Maffassanti, técnico agrícola, musita, mira hacia la cámara, coge un racimo de uvas de la variedad listán negra y señala los estragos sufridos por las plantas.

En la finca de El Viso, emplazada a las faldas del cono volcánico de Montaña Las Palmas, a la cepa le ha costado este año arrojar frutos, pero el esfuerzo realizado desde las entrañas de la tierra bien le ha valido la pena.

La totalidad de lo recolectado irá a parar estos días a las bocas de los teldenses más necesitados, aquellos que peor lo están pasando y que recurren al Banco de Alimentos de la ciudad para poder sobrevivir.

La uva nacida en este complejo propiedad del Cabildo, aunque gestionado por el Ayuntamiento, no ha logrado en esta campaña alcanzar los tan ansiados 13 grados. "Nos hemos quedado en 11 o 12 y para hacer un buen vino habría que gastarse dinero en una bodega. Yo no pienso invertir un céntimo en eso con la que nos está cayendo, pero tampoco se trata de tirar la comida a la basura, así que hemos optado por darle este uso, que nunca se había hecho", explica María González Calderín, concejala del área, instantes antes de que la alcaldesa, María del Carmen Castellano, se baje del coche oficial para observar in situ la recogida de este fruto, cultivado en tres de las 60 hectáreas de extensión del recinto.

Ayer eran 38 las personas que, gracias a un convenio, se encargaban de no dejar ni una uva en las vides. "Hoy mismo [ayer para el lector] terminarán con esta faena, aunque hay otras 70 personas encargadas de distintos menesteres en la finca merced a otro convenio", apostilla Carlos Maffassanti.

Además de la listán negra, en El Viso se da la uva listán blanca y el moscatel. La crisis económica ha hecho que la calidad de los productos fitosanitarios que se utilizan para sacar mayor rendimiento a las cepas haya disminuido en los últimos años "y por eso resulta muy difícil repetir los 3.000 kilos que cosechamos hace unos años", sostiene.

Sea como fuere, a la regidora se la veía ayer encantada con lo que se estaba haciendo en este enclave llamado a convertirse en el verdadera aula de la naturaleza del municipio, pues no sólo da cobijo a vides, sino a otro tipo de cultivos y está dotada con unas amplias y cómoda instalaciones que poco a poco están siendo mejoradas y ampliadas por el equipo de González Calderín. Fabricar mermelada de higos y de moras son dos de los retos para el futuro.