Hoy toca cambio de estación. A eso de las 10.05 horas de este viernes se da inicio, en términos astronómicos, al otoño, que este año se presenta más caliente que nunca por aquello de las elecciones generales. Día y noche duran hoy exactamente lo mismo porque el centro del Sol, visto desde la Tierra, cruza el ecuador celeste en su periplo hacia el sur. A partir de ahora, el calendario avanzará hacia el invierno y el astro rey hará menos acto de presencia sobre nuestras cabezas al hacer un recorrido más corto que en jornadas venideras.

El desarrollo de este fenómeno astrológico siempre ha tenido una especial incidencia en las culturas primitivas, que han mirado al Sol como una auténtica divinidad. Canarias no es una excepción a ello, y al igual que la pirámide maya de Kukulkán (México) y la de Giza (Egipto), en las islas es posible distinguir varios enclaves relacionados enigmática y directamente con el cambio de estación.

En Gran Canaria, los más representativos son el almogarén del yacimiento arqueológico del Roque Bentayga y la necrópolis de Arteara. En el primer punto se puede ver la salida del sol por una muesca artificial en forma de uve labrada en la roca del promontorio pétreo situado a unos siete metros, justo enfrente de las cazoletas del almogarén y proyectar la sombra sobre estas. La muesca tiene una abertura de dimensiones suficientes como para que encaje el diámetro aparente del Sol, y la altura precisa para dejar pasar los rayos solares solamente hoy. El fenómeno es tan curioso que el Cabildo organizaba en su día visitas a este espacio en esos días claves -el de hoy y el del equinoccio de primavera-, y hay quien considera que esta estructura tenía un funcionalidad ritual, "que tendría que ver con la necesidad de controlar el transcurso de las estaciones o cambios de tiempo para regular las labores agrícolas necesarias para la supervivencia de la comunidad", según www.ciencianatura.com.

El otro paraje es la necrópolis de Arteara, al sur de Gran Canaria, donde hoy también se dará otro fenómeno: se da un doble orto solar (el sol sale dos veces porque en su ascensión es tapado temporalmente por una roca) y, además, sus rayos inciden directamente sobre el túmulo del Rey tras superar una muesca del Roque de Amurga.