El sacerdote y misionero Francisco Martel Suárez apostó anoche, durante su pregón de la fiestas de la Concepción de Jinámar, por la urgente creación de un ministerio de la Familia, al considerarla como la primera escuela en la cual se cultivan los valores y en la que aprende a respetar lo ajeno, a rezar a Dios, a ser hombre y mujer, a compartir con los que nada tienen y a cuidar la naturaleza.

Francisco Martel Suárez hizo un repaso recuerdos de su infancia y juventud en el pueblo de Jinámar, y también recordó a personas populares y párrocos que han vivido y han estado en Jinámar. El sacerdote solicitó que "no se pierdan las raíces de nuestra historia, ni la memoria del pasado y que no se deje a nadie cambiar el nombre de nuestra fiesta, la de la Inmaculada Concepción, y no llamarla la fiesta de la caña dulce".

El misionero pidió respeto en relación a la Sima porque "aquel sitio es un cementerio santo" y pidió la colocación de flores y una oración por los que "han caído en la Sima injustamente".

Martel Suárez nació 1940 en Carrizal, en Ingenio, siendo sus padres "aparceros de Valsequillo que fueron al sur para plantar tomates", para que después su padre consiguiera trabajo como mayordomo en la finca de los Navarro. El pregonero, que tuvo cinco hermanos, recordó que su cuna fue una caja de tomates.

"A los políticos que están estrenando zapatos por ser ganadores les diría que no traten de llevar al pueblo un lenguaje lleno de promesas que luego huelen a mentira", afirmó el párroco, que agregó "vengan todos a la fiesta de la mejor madre que ha pasado por la historia".