No corren buenos tiempos para el sector del comercio. De ello pueden dar buena fe los empresarios que en Telde se dedican a la venta de muebles. El municipio fue todo un referente en la isla en este tipo de productos y, a pesar de la crisis y la competencia feroz que sufren de las manos de las grandes superficies, todavía es numerosa la colonia de inversores que sobreviven cómo pueden en sus establecimientos de Los Llanos de San Gregorio.

Las ventas, según fuentes del sector, se han reducido en torno a un 35% en los tres últimos años. La recesión y el estallido de la burbuja inmobiliaria tienen la culpa, pero también puede señalarse sin tapujos el problema de la falta de aparcamientos que sufre el casco. Si en 2008 se facturaron del orden de 180 millones, en 2011 la cifra no superará los 120. Lógicamente, esta caída en la facturación afecta a todos los ámbitos. La plantilla de la treintena de comercios del ramo contabilizadas en el municipio -con algunas tiendas en la periferia y los polígonos industriales- han recortado sus plantillas hasta las 200 personas. La superficie de exposición de ventas se ha quedado reducida a menos de 40.000 metros cuadrados y también se tiene constancia del cierre de al menos medio docena de firmas.

Pero aún con todo, hay empresas, algunas de ellas con casi medio siglo de vida, que se niegan a tirar la toalla. Son los casos de Romelpe, Muebles Floro, Benigno o Congreso. Afrontan como pueden el mal momento y confían en que más pronto que tarde la situación revierta. Todos anhelan aquellos décadas de los 80 y los 90 en los que a Telde se le conocía como la ciudad del mueble. De hecho, una asociación, ahora hibernada, llegó a aglutinarlos. Sigue viva a la espera de vientos más favorables.