Entré hace casi tres años. Tenía una adicción grave con los estupefacientes que me estaba generando problemas hasta el punto de que me vi sin libertad. Sin la ayuda de ellos, estaría en la cárcel o tirado en la calle". Habla Josué, un joven de 22 años de la capital que participa desde 2008 en el programa de atención a menores y jóvenes que Yrichen mantiene en marcha en La Pardilla.

Josué acaba de concertar una nueva cita con el equipo que le trata. "Lo que más me ha ayudado han sido las terapias en grupo y las actividades que desarrollan. Llevo nueve meses sin probar nada y ahora quiero acabar 4º de ESO", resume.

Su caso es uno más de entre los cientos que desde 2007 constata Yrichen gracias al esfuerzo de media docena de personas -entre psicólogos, educadores, pedagogos, médicos y trabajadores sociales- con la psicóloga María Jesús Peña al frente.

El programa es una de las 'criaturas' más jóvenes de Yrichen. Allí, el trabajo de Jorge Hernández Duarte y su equipo de trabajadores y voluntarios no flaquea con el duro objetivo de acabar con la lacra de la droga.

En esa misma filosofía se inscribe el carrusel de actos que la ONG desarrolla para autofinanciarse ante los recortes anunciados por algunas administraciones. Y el programa de menores, que ha echado un cabo a medio millar de chicos de entre 14 y 21 años en tan sólo un lustro, es uno de los que peligra. Si no hay dinero no se puede pagar al personal ni los recursos materiales, y por ese mismo motivo Yrichen ha preparado para mañana una gala benéfica en el teatro Juan Ramón Jiménez (20.30 horas) con las entradas a 10 euros y una fila 0 para la que se pueden hacer aportaciones en la siguiente cuenta de La Caixa: 2100 1504 43 0200641952.

Hernández recordaba el lunes que los 63.000 euros que cuesta el programa al año salen del bolsillo de la entidad.

Peña, por su parte, desgrana el entramado de un proyecto que surge "al ver cómo los menores que no tenían una gran adicción, sino un uso y en ocasiones un abuso en el consumo de cannabis y benzodiacepinas, requerían de un tratamiento distinto al que se le da a los adultos".

Así, tras estudiar algunos ejemplos en Galicia, dieron forma a un programa centrado en ese grupo de chicos que están empezando a 'coquetear' con las drogas y que reciben un tratamiento individualizado, con sesiones a veces acompañados de sus padres para fortalecer las relaciones familiares y que se combinan con formación, ocio y abandono progresivo del consumo. "Cada chico es un mundo", apunta Peña, quien cuenta, entre otros, con el apoyo de la educadora Sara Campos y el pedagogo Daniel Sánchez.

Crecimiento

En estos años, el proyecto no ha dejado de crecer. Hasta ayer se habían contabilizado a 155 usuarios en 2011; nada que ver con los 50 de 2007. La mayoría de ellos participa de esta propuesta más de un año "gracias a que tenemos un alto índice de recuperación y uno muy bajo de abandonos". La mayoría tiene entre 17 y 20 años, proceden de la capital, son de nivel socioeconómico medio-bajo y en un 85% son varones. Sólo la mitad de ellos acude al centro porque tienen medidas judiciales.

Peña recalca que en la actualidad son 97 los que siguen recibiendo ayuda. Si el centro no aumenta sus recursos, el programa, al igual que el piso de apoyo, tendría que cerrar.

El que quiera contribuir a la causa y pasar una buena noche de música en compañía del verseador Yeray Rodríguez, la parranda Araguaney y varios músicos locales ya sabe dónde puede ir mañana: Teatro Juan Ramón Jiménez, 20.30 horas.