La emblemática calle Capitán Quesada de la ciudad de Gáldar es esta semana un gigante parterre de 5.000 flores, una 'maceta' inaugurada el pasado martes por el alcalde, Teodoro Sosa, y que permanecerá en exposición hasta el próximo domingo.

Islotes, bodegones de matos, charcas, puentes, rocallas..., se extienden por los más de 200 metros de la también conocida como calle larga, gracias a las aportaciones de diez empresas especializadas: Parque Norte, Gáldar, Bamaflor, Blomia, Nitracan, Godoy, Frutales Agaboplant Canarias, Saneamientos Noroeste, King Hogar, y Flores Gáldar.

Carmen Pilar Mendoza es la concejala de Parques y Jardines. Ayer explicaba los entresijos de esta selva de frutales con su caquis, naranjas, aguacates, manzanos, perales, salpicados de palmeras reales, potos, petunias, pascuas, herberas, jazmines canarios y guaydiles, un homenaje a toda clorofila que comenzó hace trece años, "como un homenaje", puntualiza Mendoza, "a Santa Lucía".

Un idea que con el tiempo se ha convertido en uno de los grandes atractivos del casco. Los turistas cargan sus tarjetas con la postal, y la chiquillería se entretiene cruzando el puente, con una atmósfera a romero y manzanilla. Pero no es fácil mantener el ecosistema. Una cuadrilla de Parques y Jardines se afana a piñón para que la selva no decaiga, casi planta por planta, dice Mendoza, concejala que además por profesión se encuentra en esta jungla como pez en el agua para dar lustre al joyerío, con especies de gran novelería como morinda citrifolia, cuyo fruto es el noni y con un sabor que tira para atrás pero unas cualidades curativas que compensan el mal trago. O eso dicen.