Decenas de agricultores de Gran Canaria están recibiendo en los últimos días ofertas de papas supuestamente para plantar sin etiquetar y sin los preceptivos precintos. Estos mismos agricultores aseguran que se tratan en realidad de papas destinadas al consumo -mucho más baratas que las primeras-, con las que se intenta engañar a los cultivadores asegurándoles que se trata de papas de semilla.

La Consejería de Agricultura, que recibió ayer una denuncia por estos hechos, estudiará en los próximos días la procedencia de esta partida, que se cree tiene un volumen aproximado de 50.000 kilos que han entrado en dos contenedores desde el pasado mes de noviembre.

La papa de semilla, que a esta altura de la temporada llega a Canarias desde Escocia, es la que garantiza no solo la correcta productividad de los cultivos, sino también las condiciones fitosanitarias para evitar las enfermedades de la propia planta, como nematodos y virus, entre otras, así como la entrada de plagas al Archipiélago.

A modo de ejemplo, la polilla guatemalteca que en la actualidad está arrasando los cultivos de tubérculos en Tenerife procede precisamente de unas papas de consumo traídas de América del Sur por un particular, y que tras ser plantadas, expandieron la enfermedad.

Según estos mismos agricultores, las personas que han importado esta papa intentan engoar al potenciar comprador diciéndoles que proceden de un amigo en Inglaterra que les facilita papa de semilla, pero que no pueden registrar como tal.

El producto es prácticamente igual, con el mismo color, tamaño y características pero sin certificación -que consiste en una etiqueta plástica prácticamente irrompible y cosida al saco con el calibre, la variedad, el tipo de semilla y su procedencia-, lo que la desecha para llevarla a tierra.

Miguel Falcón es ingeniero agrónomo de la empresa Agrolon Sur SL, de venta al mayor y comercialización de semillas. Falcón explica que cultivar con papa de consumo "es una lotería" en cuanto a sus resultados.

Pero en cualquier caso asegura que se trataría de "un engaño, porque se le está cobrando por una cualidad de la que carece el producto".

Ya en el año 1993 se formó un gran revuelo con la venta fraudulenta de estos tubérculos en la isla de Gran Canaria, que culminó con registros policiales en varias naves de almacenamiento. Sin embargo el caso era más grave, porque se llegó a falsificar las etiqueta y los sacos, lo que no está ocurriendo en esta ocasión.

El asunto terminó con varios importadores embargados, pero después de aquello las cosechas rara vez acumulan enfermedades de importancia.

"Una locura"

El ingeniero aclara que en España hay libertad para plantar con cualquier cosa, algo que califica como propio de países del Tercer Mundo y lo considera como "una locura porque al no haber garantías el proceso de enfermedades se va haciendo acumulativo en el suelo, sobre todo los nematodos".

La clave que hace decidirse a los agricultores por entrar en el juego de plantar papas sin la certificación correspondiente está en la diferencia de precios con respecto a la verdadera de semilla y la presión del vendedor. Los precios de estas últimas se encuentran, dependiendo de la variedad y el calibre, en torno a los 16 euros el saco de 25 kilos en el puerto. Pero puede darse el caso que de intermediario a intermediario se incremente su precio hasta llegar en ocasiones a los 28 euros para el cultivador.

La papa fraudulenta se vende, no obstante, a un precio apenas ligeramente inferior, para que su comprador quede convencido de que en realidad se trata de una papa de semilla de buena calidad. Los menos informados se pueden llevar una desagradable sorpresa a medida que avance la cosecha, dado que es susceptible de arruinarse con cualquier enfermedad y por ese motivo desde hace más de un siglo se utilizan papas de semilla.