Lejos de la vorágine de las compras en los centros comerciales de la capital, los vecinos y visitantes de la zona centro y las medianías vivieron ayer una jornada anómala al festejar las Pascuas en un extraño lunes 26 de diciembre. El frío y las gangas que se podían encontrar en varias localidades como método para atraer compradores o evitar la pérdida de estos fueron las dos señas de identidad del día. En el envite ganaron, de forma clara y meridian,a las bajas temperaturas, pues si bien varios comerciantes de Teror y San Mateo aseguraron a este medio que la afluencia de público había sido mayor ayer, lo cierto es que esta no había cubierto las expectativas generadas.

En la villa mariana se celebró la segunda edición de la Noche en blanco. Catorce locales de restauración de Teror se sumaron a una campaña en la que se ofrecía un pincho y una bebida por 2,50 euros. En el local del hindú Phoju Belani ya habían despachado como 40 a las doce del mediodía. Y otra cifra similar habían alcanzado en el bar Diego, al principio de la calle Real, mientras los chicos de la asociación juvenil Enrala2, con Kiara, Acoraida, Kiova, Kevin, Raúl, Isaac y Josué en uno de los grupos, trataban de hacer entrar en calor a los visitantes tirando de postales y globoflexia. En Teror el mercurio apenas rozaba los 16 grados, y eso pesó mucho en un enclave donde ya habían vivido un domingo "flojito" pese a su popular mercadillo.

Las tiendas agrupadas en Asoteror, como fue el caso de Nabiluz, ofertaron descuentos que oscilaban entre el 10 y el 50 por ciento. "No nos podemos quejar de cómo está yendo el día", apuntaba en un momento que cogía resuello Eli Ferrera.

Un poco más arriba, en San Mateo, era otra asociación empresarial, Aesam, la que animaba el cotarro abriendo locales y repartiendo 'rascas' y boletos para la entrega de descuentos y el sorteo de un viaje a Disneyland París. A Miguel Ángel Ramos, de El Almazén, el invento le funcionaba a plena satisfacción, mientras que a Pedro González, del bazar Juani, tampoco le iba mal la cosa. "Hay que dinamizar el asunto para que el comercio minorista no se venga abajo". Lo decía con mucho ánimo, pero también con 15 grados y poca gente pululando por las vías principales de la Vega. "Es que las grandes superficies están abiertas y eso no ayuda".

La tercera parada, en la Cumbre propiamente dicha. Las zonas de ocio y descanso presentaban, como el tiempo, nubes y claros. En Los Llanos de Ana López, con un buen catálogo de mesas y barbacoas libres a eso de las dos menos cuarto de la tarde, se podían ver a varios grupos de lugareños disfrutando de un día de campo distinto. Varias familias, como la Domínguez, que daba cuenta de los últimos restos de la comida de Nochebuena, se concentraron en torno a buenas viandas. Una Navidad, en definitiva, lejos de la escalera mecánica.