Para varios cronistas e historiadores del arte es una joya arquitectónica, otros colegas no le dan tanta importancia al asunto. En un tercer posicionamiento se sitúa AENA, que el pasado 19 de enero dio por oficialmente comenzado su derribo. La antigua terminal de pasajeros del Aeropuerto de Gran Canaria y su torre de control se caen ya a trozos sobre el suelo cambiante de Gando, el mismo que día a día varía su fisonomía por obra y gracia de la expansión del aeródromo.

El inmueble fue ideado en 1941, pero no sería inaugurado hasta 1946. La mayoría de los historiadores atribuyen la autoría del cuerpo principal del mismo al arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre, máximo exponente de la corriente racionalista en la isla, y otorgan un gran valor histórico-artístico a varios de sus elementos, como son su piedra de cantería de Arucas, sus grandes puertas ejecutadas y talladas en madera de tea y los clones de los cuatro perros de bronce que emulan a la familia canina de la plaza de Santa Ana.

AENA ha optado por coger el camino de enmedio: considera que es necesario derruir el complejo para habilitar el suelo que ocupa como nueva plataforma de estacionamiento de aeronaves. Antes de eso, sostienen desde su gabinete de prensa, han procedido a retirar y conservar estas y otras piezas características de la terminal, como dos murales costumbristas del artista Jesús Arencibia que lucen ya en otra zona de Gando.

Con la terminal que ahora se desmorona (apenas queda un mes de trabajo) "también desaparece una historia de la aviación en Canarias", han venido a coincidir los cronistas Juan José Laforet y Pedro González Sosa. Por sus instalaciones pasaron personalidades de la talla de Evita Perón, que el 7 de junio de 1947 aterrizó en un cuatrimotor Douglas de Iberia, los astronautas Armstrong, Collins y Aldrin y una larga relación de políticos, artistas y deportistas españoles. La vieja terminal dejó de funcionar como tal en 1973. Casi cuarenta años después, desaparece.