Moya y Valsequillo vivieron ayer una jornada lúdica gracias a la feria artesanal celebrada en la primera de estas localidades y a los actos conmemorativos pergeñados en la segunda por su 210 aniversario. En el primero de estos núcleos, la feria artesanal y comercial de Moya logró reunir durante la mañana de ayer en el casco del pueblo a más de 3.000 visitantes, según fuentes de la Policía Local, con lo que el evento volvió a superar la afluencia de público de ediciones anteriores.

Un total de 55 puestos tomaron parte de esta iniciativa con la que se pretende dinamizar las ventas en la cornisa norte y, al mismo tiempo, dar a conocer las habilidades de artesanos metidos en faenas como la cestería, la alfarería o la fabricación manual de escobas.

El certamen dejó más que satisfechos a los empresarios del lugar y a los que acudieron con sus productos desde fuera "porque las ventas han estado bastante bien si se tienen en cuenta los duros momentos que se atraviesan", apuntaba tras el certamen Eli Santana, dinamizadora de la asociación de empresarios de la villa.

Por su parte, el pueblo de Valsequillo volvió a llenarse de ayer de tipismo y canariedad gracias a los actos organizados para conmemorar el 210 aniversario de la segregación de esta localidad del municipio de Telde. Los eventos pergeñados por el consistorio de las medianías lograron congregar a más de mil personas en las inmediaciones de la piscina municipal, según los cálculos del alcalde, Francisco Atta.

La exposición de flores, la muestra de salto del pastor y del juego del palo, la exhibición de pastoreos, la trilla, la doma equina y la ordeñada, con su degustación y enyesque, concitó el aplauso de los presentes.