La travesía por el Andén Verde, entre Agaete y La Aldea, será más segura tras las obras que está realizando el Cabildo para evitar los derrumbes sobre la carretera, pero el cierre al tráfico de los dos últimos días ha supuesto un serio trastorno para muchos aldeanos, que se han tenido que levantar al alba para ir al médico a Gáldar o a los Juzgados de Guía y esperar a que anocheciera para regresar a sus casas. El alcalde, José Miguel Rodríguez, puso esos dos ejemplos para resaltar el aislamiento de su municipio y reclamar la urgencia de la nueva carretera desde El Risco a La Aldea, ahora que los recortes del Estado amenazan con retrasar la mayoría de las inversiones en la Isla.

"Lo peor ya ha pasado", tranquilizó ayer el director de Obras Públicas del Cabildo, Juan Antonio Ferrera. A partir de hoy solo habrá cortes intermitentes entre las 9.00 y las 12.00 horas, que no retrasarán la circulación más de 10 ó 15 minutos. "Serán cortes temporales de corta duración y en algún caso excepcional podrán llegar a un máximo de una hora, pero el resto del día estará abierta la carretera", explicó Ferrera.

Los cierres de miércoles y jueves han permitido "sanear las laderas", es decir, quitar todas las piedras sueltas para que los trabajadores puedan colocar las mallas de protección. Los trabajos durarán dos meses más, siempre que la lluvia y el viento lo permitan. Para los despistados, como los turistas que deciden dar la vuelta a isla, existen señalizaciones en los cruces de Agaete -aunque se puede llegar hasta El Risco- y de Playa de La Aldea.

"Se van colocar pantallas dinámicas de última generación, las mayores que se fabrican, que se colocan formando un voladizo sobre la vía y con capacidad para sostener piedra de gran tamaño sin afectar a la circulación", señaló Ferrera.

El alcalde José Miguel Rodríguez estuvo ayer muy pendiente de los derribos controlados y el día anterior sufrió las consecuencias del cierre, con una trayecto de dos horas por el sur de la isla. "Nuestro centro neurálgico está en el Norte, donde se ubican los principales servicios y los comercios", comentó.

Para los exportadores de tomate los cortes también implican "más gasto de combustible, de gomas y una hora más de viaje para entregar la mercancía en el puerto", explicó Vicente Melián, encargado de almacén de la cooperativa Coagrisan, y que se encuentra en estos "días en plena campaña, en máxima producción". Para ello emplean una media de entre seis y ocho camiones diarios. Con la apertura por horas, los exportadores tienen que hacer malabarismos para cuadrar la entrega de los productos con los momentos de recepción en los muelles.

Pero, en cualquier caso, Melián ve positiva la actuación y recuerda que este pasado sábado por la tarde, cuando se dirigía a la capital con su vehículo cargado con seis personas, "nos cayó una piedra en el capó". El desprendimiento no tuvo consecuencias graves. "Solo una abolladura en el coche y un gran susto que nos dejó el corazón en vilo", aseguró,