La Federación Canaria de Municipios (Fecam) ofreció ayer una cariñosa acogida a una representación de niños saharauis en su sede de la capital grancanaria, en un acto presidido por su presidente y alcalde de Alajeró, Manuel Ramón Plasencia.

Los pequeños, que pasan el verano en Gran Canaria dentro del programa Vacaciones en paz, ponían muchos ojos de interés mientras tanto Plasencia como Pedro Rodríguez, presidente de la Comisión de Solidaridad y Cooperación con los Pueblos de la Fecam; Mari Carmen Cabrera, vocal de la Asociación Canaria de Solidaridad con el Pueblo Saharaui; y el portavoz del Frente Polisario, Mohamed Said, se turnaban para agasajar la llegada de la pequeña comitiva, una representación de unos 20 niños, un tercio de la sesentena que han llegado en estos días a la provincia, dado que dos de ellos se encuentran en Fuerteventura y otros cinco en Lanzarote. La Fecam ha destinado 10.000 euros a sufragar parte de los gastos de traslado y atención para un programa que, según explicó su presidente, la federación "seguirá apoyando a pesar de las circunstancias económicas".

Las familias de acogida también han tenido que trabajarse el programa, con unos costos que han aumentado por la menor entrada de subvenciones, organizando sorteos, entre otros medios, para sufragar los 800 euros del billete aéreo.

A Concepción Rodríguez, que ya tiene en casa al pequeño Auset y a Luali Bachir, el presupuesto se lo devolvió con creces el regreso de los dos niños, que ya han pa- sado otros veranos con ella y de los que está pendiente aún estando en sus campamentos de Tinduf. Los llama cada 15 días, y se mantiene al hilo de su estado y desarrollo, al igual que ocurre con las demás familias que partici- pan en esta iniciativa que es Premio Canarias 2007.

Mohamed Said ponía la nota dramática, narrando la situación que se vive en lo que denomina "territorio ocupado por Marruecos". Según Said los hijos de la activista Aminatu Haidar, ambos menores de edad, fueron agredidos hace unos días, tras ser reconocidos por "colonos en el interior de un autobús". La agresión dejó a los dos heridos, pero el más pequeño, un varón, "terminó con la nariz rota".

Mientras, los veraneantes, ajenos a la tragedia, recibía un paquete de golosinas y cuadernos para pintar. Un buen grupo iba de allí a las revisiones médicas que les tenían preparadas. Y otros a la piscina "porque el mar", decía una pequeña, "es demasiado grande".