Usted nació en Ingenio y se crio en Agüimes. ¿A quién se siente más unido?

Para mí Agüimes e Ingenio son el mismo pueblo. Considero que fue casi un disparate que agüimenses afincados en el ingenio de Agüimes por su afán de poder y por su dinero consiguieran que se independizara el ingenio de Agüimes. En la separación eclesiástica casi era necesaria. En 1815 se funda la parroquia de La Candelaria en Ingenio, que era filial de la parroquia de San Sebastián de Agüimes. En 1816 comienzan los ingenienses de procedencia agüimense a separarse y lo logran totalmente en 1819. Claro está que donde uno crece como niño y tiene los primeros amores te atrae más. Pero las dos villas son íntima e inmensamente queridas. El barranco de Guayadeque no separa, más bien une a dos villas que se quieren por tener ansias comunes.

¿Qué le parece que Ingenio, Agüimes y Santa Lucía crearan la Mancomunidad del Sureste?

Fue un gran acierto de los entonces alcaldes Carmelo Ramírez, José Juan Espino y Antonio Morales que se unieran en 1990, porque han aunado las aspiraciones y deseos, habiendo un gran entendimiento entre los tres municipios para el bien de sus ciudadanos.

¿Por qué se fue a Venezuela?

Tras licenciarme de Literatura en 1954 podía hacer unas oposiciones a Cátedra de Instituto en Madrid, a las que se presentaban 10.000 personas para cuatro o cinco plazas de toda España. Pero pensé que era mejor aprovechar las 6.000 pesetas que tenía ahorradas para irme en 1956 a Venezuela, donde se vivía bien. Los 16 años que pasé en Venezuela han sido una satisfacción y una gloria, pues aprendí a romper las cadenas y a querer ser más libre.

¿Cómo recibió el nombramiento de cronista de Agüimes?

Antes se llegó a proponer para cronistas a Rigoberto Artiles y a Orlando Hernández. Pero en realidad yo soy el primer cronista que ha tenido Agüimes, siendo votado en 1983 por unanimidad. Recibí el nombramiento con agradecimiento y orgullo de poder contribuir y colaborar con el grupo de gobierno y con toda la villa de Agüimes.

¿Qué se propuso?

Empecé a colaborar en Radio Agüimes Onda Libre, donde empecé a sembrar la cultura del pueblo y sacar la historia salpicada, no ordenada porque si no me cambiaban de canal. El mayor tesoro que tiene un pueblo es el patrimonio humano, las mujeres y los hombres nacidos, criados y que han hecho vida en Agüimes. Muchas de las cosas que descubrí están en Canarias Canta, Memorias de Agüimes y Mis recopilaciones de saber popular. En Agüimes he encontrado cosas que jamás he visto escritas en la cultura de otros pueblos, como se recoge en la mayoría de mis 56 libros.

¿Cuál ha sido su aportación?

De la radio escribí el libro Agüimes y Cuba. De 1840 a 1930 no hay una familia en Agüimes que no tenga algún miembro en Cuba. Y de allí venían las divisas. Desde que se impuso el servicio militar obligatorio a la gente de la villa no le gustaba el Ejército y los muchachitos de 16, 17 y 18 años querían eludirlo. Agüimes perdió un tesoro de juventud, porque la mayoría de esos muchachos jamás regresaban al contraer matrimonios allí. Por otro lado, Agüimes es el único pueblo de Gran Canaria que ha sido Señorío Obispal de 1487 a 1837, entregado en gratitud al obispo Frías por la colaboración en la conquista. En el año 1837 también desapareció el convento de los dominicos. Es el único pueblo que se ha alzado contra el poder. Agüimes se amotinó de 1718 a 1719 contra el alcalde terrateniente Francisco Amoreto Manrique de Lara e hizo venir al general de Santa Cruz de Tenerife a apaciguar a la gente.

¿Qué acontecimiento destaca?

En 1880 en Agüimes había 3.000 labradores, casi el 80% de la población, mientras hoy no hay ni dos personas que vivan de la labranza. También destaco al maestro Alejandro Hidalgo y Romero, que fundó el colegio salesiano, que no es de los salesianos. No pueden venderlo y si un día se marchan pasa a propiedad de Gran Canaria. Alejandro Hidalgo se casó en Moya y dejó seis becas para niños sencillos de Moya y seis becas para niños de su Agüimes natal.

¿Qué otros descubrimientos?

A Eustasito López González, un ingeniense nacido en Cuba, hijo de emigrante, que en 1920 estableció un molino de viento en Agüimes. De sus hijos hay que destacar a Francisco López Sánchez, que dio lugar a la Compañía López Sánchez, un mecánico trabajador, empresario que se murió de repente de un infarto. Sus hijos son más nombrados que su padre. También Domingo López Collado es un agüimense que se casó en San Mateo con María Marrero, siendo su hija Dolores la madre del presidente del Gobierno de la República Juan Negrín López. Se fue a Cuba y allí lo mataron, pero todavía no sé quién.

¿Cómo define a su villa?

Es un pueblo noble, sencillo, humilde y tesonero, ansioso de un bienestar. Es un pueblo histórico junto a Telde y Gáldar. No olvidemos que Gando, que hasta 1799 era de Agüimes, fue por donde entraron los invasores de la Isla.