Un campo de golf con hoteles de lujo, parque temático con pagodas chinas, un gran parque eólico y, finalmente, un ambicioso parque científico y tecnológico. La zona de Botija, en Gáldar, se ha convertido durante años en una de las zonas más atractivas para soñar con los más ambiciosos planes de inversión y expansión de la comarca. Sin embargo, estos extensos terrenos situados en las inmediaciones de la playa de Sardina seguirán durante mucho tiempo convertidos en eriales.

El Ayuntamiento de Gáldar, la Mancomunidad del Norte y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria han tenido que renunciar, al menos de forma temporal, al último proyecto de construir en Botija un gran centro de investigación de energías renovables, ante la imposibilidad de que la consejería de Política Territorial del Gobierno de Canarias agilice la recalificación del suelo, después de casi dos años y medio de tramitación del Plan de Actuación Territorial.

La alternativa elegida es el edificio del antiguo centro de menores de La Punta y su entorno, que lleva unos años cerrada. Las distintas partes han tenido que tomar esta decisión para evitar la pérdida de un millón de euros consignada por la consejería de Economía del mismo Gobierno de Canarias para esta iniciativa englobada en el Plan de Competitividad del Norte, cuyo plazo para gastarlo concluye este año.

La existencia de una enorme bolsa de suelo de miles de metros cuadrados en una zona privilegiada de la costa de Gáldar han propiciado la aparición de todo tipo de iniciativas, que se fueron diluyendo con el paso del tiempo.

La costa de Botija sirvió de marco para la presentación de parques temáticos, uno de ellos que tenía como atractivo los cinco continentes. En ellos se iban a poder ver, al menos eso se pretendía, desde pagodas chinas hasta los famosos tipis de los indios americanos.

Con el paso del tiempo surgió la posibilidad de un campo de golf, con una serie de servicios paralelos para atender a este turismo especializado, como "apoyo", según se decía en un plan especial, por el Monumento Natural de Amagro. Es ahí donde se habla de hoteles de lujo y hasta de las características de la instalación deportiva, que iba a incluir un recorrido de 18 hoyos, uno de los cuales de 550 metros de longitud. La iniciativa contaba con el respaldo del sector privado, que había tomado ya posiciones en la zona, ya que también se hablaba de un desarrollo con cientos de villas y viviendas a su alrededor para rentabilizar la operación.

Más tarde, la Mancomunidad del Norte planteó con el Ayuntamiento la redacción de un proyecto de un parque eólico para producir unos 20 megavatios. Y, en esta idea, ambas instituciones secundaron un plan mucho más ambicioso liderado por la Universidad, que contempla un gran centro de investigación de energías alternativas, que le debería permitir obtener unos ingresos extraordinarios con la venta de energía. De momento, este emplazamiento no está descartado, aunque ahora queda relegado por La Punta.