Guía celebró ayer su primer día grande de las fiestas patronales desde que la imagen de su Virgen recibió la coronación canónica. Pocas horas después, y lejos de este ambiente protocolario, los vecinos volvieron a convertir las calles del casco histórico en una gran batalla campal con sus lanzamientos de confeti. Miles de personas participaron en los actos religiosos y de esparcimiento bajo un fuerte calor.

Las fiestas patronales en honor a la Virgen de Guía han tenido en esta edición un marcado carácter católico. Una placa en la entrada de la iglesia recuerda que el obispo Francisco Cases presidió el 15 de julio la coronación canónica. Y el vicario de la Diócesis de Canarias, Hipólito Cabrera, abría con su pregón estas celebraciones.

Nuevamente, ayer, el Deán de la catedral, Nicolás Monche, se encargó de pronunciar la homilía en honor a la patrona, con una alocución en al que remarcó la figura histórica de María, mientras su figura inerte permanecía en un lateral del templo, con su nueva corona de canonización.

Monche habló del "don" que recibió y de que fue la "elegida", con una iglesia repleta de personas, que obligó a muchas de ellas a permanecer de pie durante la hora y media que se alargó la misa, que contó con la participación de la agrupación coral del municipio dentro.

Los costaleros volvieron echarse a hombros a la imagen de la patrona, para recorrer con la música de la Banda de Guía y bajo un fuerte calor las calles centrales del casco histórico, entre algunos gritos de "¡Viva la Virgen de Guía!", que encontraba el eco inmediato de "¡Viva!". A su sombra la seguían numerosos fieles y las autoridades. Entre ellas, el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna; la consejera de Sanidad del Gobierno de Canarias e hija del pueblo, Brígida Mendoza, y el alcalde de la localidad, Pedro Rodríguez. Junto a ellos se posicionó el resto de la Corporación, los consejeros insulares Francisco Santana, Isabel Guerra y Fernando Bañolas. Además de los alcaldes de Gáldar, Teodoro Sosa; Agaete, Antonio Calcines; Moya, Poli Suárez; Valleseco, Dámaso Arencibia; La Aldea, José Miguel Rodríguez, y Tejeda, Francisco Perera, entre otras autoridades políticas. A su lado, otras autoridades civiles y militares, como el cronistas oficial de Gran Canaria, Juan José Laforet; y las últimas personas que recibieron de la Corporación los títulos de honores y distinciones .

El rígido protocolo se convirtió pocas horas después en un gran espectáculo sin normas escritas, diversión y desorden. La batalla de flores ha alcanzado una reputación que traspasa las fronteras de Guía por su espectacularidad, participación, belleza y singularidad, que tiene como nexo de unión las carrozas, dedicadas este año al mundo del circo, y la carrera de cintas. Esta fiesta surgió con flores auténticas a mediados del siglo pasado, hasta derivar con el paso del tiempo en bolas de papel, que dan mucho más juego.