¿Qué recuerda de la Santa Brígida de su niñez? ¿En qué diría que ha cambiado?

Santa Brígida ha cambiado mucho. Ha crecido muy aprisa y ya no tiene ni la sencillez ni cuenta con todas las singularidades de entonces, donde todos nos conocíamos y nos dábamos las buenas horas. Tampoco nosotros somos ya los mismos, es verdad, pero nuestro peor error ha sido el empeño de querer convertirnos en ciudad en vez de seguir siendo pueblo, quizá movido por un complejo de inferioridad del que aún parece no habernos recuperado. Y ahí sigue, una década después, en el centro del pueblo, un centro comercial inacabado donde antes existió un aparcamiento y un campo de fútbol, donde se respiraba la pasión de los partidos los domingos. Teníamos que haber defendido un modelo propio, nuestro comercio local, nuestra arquitectura. El desafío es saber extraer las consecuencias positivas de un modelo que combine el respeto al medio natural, con el desarrollo y el diálogo. La mejor inversión es actuar con prudencia y ser respetuosos con la naturaleza y el paisaje, que haya más urbanidad que urbanismo.

¿Cómo recibió el nombramiento como cronista?

Fui elegido por unanimidad el 14 de noviembre de 2008, a propuesta del Consejo Municipal de Patrimonio Histórico. Lo recuerdo con alegría, porque significaba un premio a mi labor investigadora y, además, ese día coincidía con la presentación de mi tercer libro: Sucesos Históricos de Gran Canaria. Además, me permitían vivir una eternidad, pues la historia no acaba de escribirse nunca, y mientras más buscas más tiempo vives y más historias tienes en tus manos.

¿Qué ha propuesto hasta ahora para el municipio?

Aparte de un proyecto que, lamentablemente, no ha tenido continuidad, cual es poner frases alegóricas en las farolas del casco urbano con la pregunta de sabías que?, he realizado estudios para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) a la Casa de El Galeón, al Horno de El Madroñal. También realicé una semblanza para nominar a la nueva plaza de La Atalaya con el nombre de Mariquita Benítez, la partera, y en estos días culmino un proyecto a fin de que la antigua escuela unitaria de El Raso, en La Atalaya, qué actualmente está cerrada, pueda convertirse en la primera Escuela Museo de las Medianías.

¿Qué estudio destacaría?

Quizás la llegada de la bicicleta a Canarias, un trabajo aún inédito, y todo lo que conllevó a que el ciclismo se convirtiera en una fenómeno de masas en los años 30 del pasado siglo.

¿Cuál es el mayor acontecimiento histórico, a su juicio?

Por su dimensión histórica, la Batalla de El Lentiscal en el verano de 1599. El pueblo, convertido en cuartel general de Gran Canaria, dio tal fuerte toletiada y le infligió tal derrota a la poderosa flota holandesa comandada por Pieter Van der Doez, la escuadra más poderosa que jamás haya surcado por sus aguas, que en nuestro escudo heráldico figura con orgullo el lema: "Por España y por la Fe, vencimos al holandés". Aquel asalto fue uno de los factores que coadyuvaron a establecer y definir el nuevo papel de Las Palmas en su posición jerárquica dentro del organigrama productivo del Archipiélago. Pero también propició que Santa Brígida fuera a partir de entonces un lugar seguro parar vivir y dormir a pierna suelta mientras se reanudaba el comercio y se reconstruía la ciudad tras el saqueo e incendio. Fue una pena que el pueblo perdiera la fiesta de La Naval, tan ligada a aquel episodio, o que el Cabildo no haya adquirido la Casa El Galeón, donde se refugiaron las autoridades de la Isla aquel verano, y que continuara con el interesante proyecto del historiador Pedro de Quintana por recuperar los restos de los soldados neerlandeses, enterrados cerca de la Cruz del Inglés, aunque debe llamarse del holandés.

Y, ¿entre los personajes históricos a quiénes destaca?

A bote pronto le nombraré a Francisco Morales Padrón, uno de los mejores historiadores americanistas que ha dado este país, hijo ilustre y cronista de este pueblo, o Perico Arico Suárez, el único futbolista canario que ha disputado una final de la Copa del Mundo, en 1930, con la selección argentina y uno de los ídolos del Boca Júniors.

¿Qué hace especial a la villa de Santa Brígida?

Es un lugar privilegiado para vivir. A pesar de su escaso territorio, es el tercer municipio más pequeño de Gran Canaria, atesora un bello paisaje, que saca los destellos del más verde vegetal, y está a un tiro de piedra de la ciudad, como su pulmón natural y su dormitorio. Eso lo descubrieron hace más de un siglo los ingleses, que crearon dos hoteles emblemáticos, de Quineys y el Santa Brígida, y un campo de golf, el más antiguo del país. Pero el municipio está todavía por redescubrir, por hacer y por mimar.

¿Qué opina del patrimonio histórico y religioso?

Cuenta con un patrimonio natural interesantísimo como el gran volcán dormido de Bandama que es una pena que ese sitio tan atrayente siga con un mirador cerrado y con extranjeros que vienen, se asoman y se van; por si fuera poco, cuenta con miles de palmeras y los dragos más antiguos de la Isla.

¿Qué echa en falta?

Sin duda una apuesta fuerte por la cultura. No se puede concebir que el pueblo con más licenciados por metro cuadrado no tenga una Casa de la Cultura. Y que la biblioteca municipal sea de primaria y no cuente con los libros de sus escritores ni las obras del gran historiador que le da su nombre. El Ayuntamiento es consciente de esta deuda histórica y espero que se hagan buenas instalaciones.

¿Cuál es su próxima investigación?

Tengo cuatro frentes abiertos, ya casi libros, como son el fenómeno de la bicicleta en Canarias, otro trabajo de Utiaca y la cueva del tesoro, la Guerra Civil y Santa Brígida, y la ascendencia grancanaria de José Martí, el político, escritor y poeta cubano, cuyos ancestros son de La Vega y provienen del rey Fernando Guanarteme.

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