El municipio de Valsequillo dedicó su jornada de fiestas del día de ayer al reconocimiento de las personas ausentes. El primer acto de la tarde fue el homenaje a la figura de Ramón Mendoza, fallecido en junio, con una amplia trayectoria en el deporte insular, como comentarista de lucha canaria y como miembro de la Federación de Vela Latina.

Su viuda, Marisa Lorenzo, comentó antes del comienzo de la luchada sus impresiones ante el acto. "El homenaje me parece un detalle por la Federación y los equipos que participan, porque plasma para Ramón una de las cosas que más le gustaban", explica. "Ramón estaba vinculado a Valsequillo porque yo soy de Telde y veníamos a ver los fuegos", añade.

El homenaje comenzó con un pequeño vídeo de imágenes de Ramón Mendoza. Acto seguido, comenzó la lucha canaria y la entrega de una placa de manos de Pepe Gómez, del club de Lucha Almogarén, y el alcalde de Valsequillo, Francisco Manuel Atta.

Tras este acto, que contó con la ovación de todos los presentes, la Plaza de San Miguel se llenó de música. Pese a la fina lluvia que caía durante la tarde, actuó la Parranda del Medio Jigo P'al Kilo. Sin embargo la parte más esperada llegó a las doce de la noche, hora en la que todos los años comenzaba la Suelta del Perro Maldito. Este año no se celebró. En su lugar hubo un reconocimiento sobre la historia de la fiesta y su evolución. Según las declaraciones del alcalde de Valsequillo, Francisco M. Atta, "organizamos algo de forma sencilla, sobria y con sentimientos encontrados". Ante los posibles cambios en la fiesta el año que viene, el edil detalló que en los meses de octubre y noviembre habrá una mesa donde se decidirá cómo debe ser la fiesta del Perro del 2013.

Campanas

Por el momento, este año el acto reconocimiento a la fiesta tuvo lugar a la hora señalada. A las doce se apagaron las luces y sonaron las campanas. Entonces comenzó a salir música de los balcones de alrededor de la plaza y se proyectó un vídeo con un recorrido por la historia del Perro Maldito, el trabajo que hay detrás y los comentarios de sus vecinos. La parte en la que se recordó a María Dolores Cano Gutiérrez y Lucía Díaz Bravo, las víctimas del año pasado fue la más especial. Todas las luces estaban apagadas. Los asistentes a la plaza se acercaron a una zona con una barra luminosa en las manos para rendirles su particular homenaje . El silencio se apoderó del pueblo de Valsequillo.

A pesar de ello, el acto contó con dos grandes ausencias, las de los familiares de las dos fallecidas. Dácil Sánchez, la hija de María Dolores, vecina de Jinámar de 51 años que murió tras permanecer una semana ingresada en el Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria, explicó que ni ella ni sus tías se habían desplazado hasta la plaza de San Miguel, donde anoche se proyectó el vídeo, confeccionado a modo de acto de reconocimiento a una celebración que es parte consustancial del valsequillero.

Reacia hace unas semanas al evento, Dácil se mostraba ayer "agradecida" con la ceremonia pergeñada por la corporación valsequillera. Casi sin ingresos mínimos tras la pérdida de su madre y con un bebé de menos de un año, su situación económica sigue siendo igual de delicada que hace un año. Y es que, entre otras cosas, aún no ha percibido la indemnización que le correspondería tras el fatal accidente.

Tras este homenaje de unos quince minutos de duración, los fuegos artificiales atrajeron a personas de los municipios vecinos.