Los dos cementerios de Telde, el de San Juan y el de San Gregorio, batieron ayer récords de asistencia de visitantes con motivo de la celebración del día de Todos los Santos. Pese al mal tiempo imperante a lo largo de la jornada, más de 10.000 personas, según fuentes de la Policía Local, se acercaron hasta los dos camposantos durante el horario especial de 12 horas (de 8.00 a 20.00 horas) que la Concejalía de Servicios del Ayuntamiento de Telde implantó para que quienes quisiesen fueran a recordar a sus seres queridos bien limpiando sus nichos, bien colocándoles flores.

"Lo de hoy ha sido un no parar. Hacía tiempo que no veía tanta gente", confesaba fray Doroteo, el responsable del cementerio de Los Llanos minutos antes de que comenzase a las 16.00 horas la misa oficiada en la calle central del recinto funerario, a la que acudieron unas 150 personas. Según el monje, durante las horas de la mañana el recinto estuvo literalmente tomado por miles de personas cargadas de flores de todo tipo, paños y otros utensilios para dejar las lápidas en estado de revista.

Las que no tuvieron tanta suerte fueron las personas que acudieron al cementerio a lo largo del martes, ya que el vendaval de viento que azotó la Isla durante la noche de ese día hizo un auténtico desastre con las sepulturas ya adornadas.

Las misas que ayer se oficiaron tanto en este camposanto -a las 12.00 y a las 16.00 horas- como en el de San Juan -a las 11.00 y a las 17.00 horas, y donde ya no quedan nichos libres- también fueron seguidas por muchos creyentes. "Hoy recordamos a los hermanos que viven para siempre con Jesús en el cielo", apuntó al comienzo de la misa de la tarde en Los Llanos una feligresa a través de la megafonía instalada al efecto y mientras fray Doroteo reconocía que hasta en un día como el de ayer trabajo no le faltaba "con los dos entierros programados para hoy".

El complejo fúnebre lucía un aspecto totalmente remozado gracias al zafarrancho protagonizado por operarios municipales a lo largo de la presente semana. Calles limpias, paredes encaladas y hasta un servicio de aparcamiento bien regulado en el exterior del mismo para facilitar el flujo de visitantes.

Dentro, el recogimiento y la emotividad eran la nota predominante. Era el caso de las hermanas Ana y María del Mar Ojeda, que como cada año se acercaban hasta el nicho de sus padres, Ana Suárez y Antonio Ojeda, para ponerles rosas, helechos y lluvias. "Hoy no se puede faltar", comentaba la primera de ellas. El próximo año se cumplen dos décadas de la muerte de su madre, que descansa junto a su marido, y nunca han dejado de asistir el 1 de noviembre, "aunque también nos acercamos en fechas señaladas como su santo o su cumpleaños. "En casos como el de hoy, da igual la crisis y el dinero no cuesta", reflexionaba al preguntarle por el precio de las flores adquiridas.

Su madre era hija de Cesáreo Suárez, un histórico maestro de un antiguo colegio existente en la calle Palmito del barrio de San Gregorio, y nunca le han faltado el cariño y agasajo de los suyos en fechas tan señaladas como la de ayer. En cuanto a incidentes, Protección Civil tan sólo tuvo que intervenir en la evacuación de una mujer que a media mañana sufrió una lipotimia en el cementerio de San Juan. Fue trasladada al centro de salud del barrio sin mayores consecuencias.