Ropa deportiva, calzado adecuado para una larga caminata, botella de agua, mochila y también paraguas o chubasquero. Recomendaciones imprescindibles que siguieron ayer los 65 participantes de la I Ruta Etnográfica-Cultural desarrollada en Artenara y Acusa. ¿El objetivo principal de esta iniciativa de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria? Conocer el patrimonio natural de la Isla.

Eva Díaz Melián, alcaldesa del municipio cumbrero fue la encargada de darles la bienvenida a los recién llegados durante la recepción que tuvo lugar en la Cueva-Museo Santiago Aranda. "Se inició allí la ruta al ser el único municipio con cabecera municipal hecha en cueva", explicó su cronista oficial, José Antonio Luján.

Ciudadanos, alumnos y profesores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, representados por la Vicerrectora de Cultura, Isabel Pascual, se pusieron en marcha atravesando el hábitat troglodita. "Un camino donde se pudo hacer lectura no solo del paisaje, sino también del entorno que envuelve la historia de este lugar", apostilló Luján, encargado de dirigir la actividad y aportar explicaciones en los puntos del trayecto.

Un paisaje incomparable a lo largo de un paseo a través de bienes reconocidos de interés cultural. El Roque García fue la primera parada, para continuar la ruta senderista hacia el caserío aborigen de Acusa Seca hasta las cuevas prehispánicas de Acusa Verde, de las cuales 31 son propiedad actualmente del Cabildo y otras tantas pertenecen a vecinos de la zona. De este modo, los participantes también pudieron observar la modificación del paisaje agroganadero y forestal en los últimos 50 años.

La lluvia tampoco quiso perderse la jornada, si bien José Antonio Luján aseguró que "todos disfrutaron mucho y la gente estaba entusiasmada. Además, la llovizna intermitente le daba un halo de misterio al emplazamiento". Fue allí, en el hábitat de "las viviendas sin arquitectos" de Acusa donde la caminata llegó a su punto y final. No obstante, el día aún no había terminado, pues el final tuvo lugar en la ermita de la Candelaria, erigida en la zona norte de la Mesa de Acusa.

Igualmente, la visita por los yacimientos y el contacto con la naturaleza no fueron los únicos canales por los que los 65 asistentes viajaron al pasado, a la antigua Gran Canaria para entrar en contacto con sus raíces. A lo largo del sendero todos pudieron degustar productos de la tierra elaborados artesanalmente, como el queso manufacturado en La Lajita , así como descubrir la cestería de hecha a mano por el maestro Aventino Medina.