El fiscal Antonio López solicitó ayer al jurado un veredicto de culpabilidad para Marcos Andrés Santana Santana por matar con un sacho a su padre en la casa familiar de La Angostura. "Actuó así para vengarse de todas las vejaciones infligidas a su madre, no para defenderla. Su reacción fue desproporcionada", expuso el representante del Ministerio Público en su informe final.

El fiscal, que acusa a Marcos Santana de un delito de asesinato, reclamó al tribunal popular un veredicto "justo" que "no esté movido por el corazón". La acusación pública admitió que la víctima era "ruin y cruel", pero recordó al jurado que el juicio no se celebra contra el fallecido, sino contra el hijo que se ha convertido en "verdugo por matar a su padre", añadió.

López cuestionó, incluso, los testimonios prestados por los familiares directos de la víctima y por sus vecinos, los cuales, de alguna manera, están encaminados a justificar el crimen amparándose en la naturaleza violenta de la víctima y la mala vida que le dio a su esposa e hijos. "Marcos acabó con la vida de su progenitor para quitarse un peso de encima, pero no se le puede dar las gracias a nadie por matar a su padre", aseguró el fiscal, "porque no se puede ir a un juicio para apoyar a alguien como si estuvieras en un concurso de televisión".

La acusación pública se mostró partidaria de aplicar dos atenuantes para rebajar la posible responsabilidad penal del procesado hasta los diez años de cárcel, "porque mató a Andrés Santana Alonso bajo los efectos de una fuerte ofuscación y luego confesó los hechos". Sin embargo, el fiscal considera que Marcos Santana "cometió un asesinato", pues era "consciente" de lo que hacía, "no le tenía miedo" a su progenitor y tampoco lo atacó para repeler una agresión o para proteger a su madre.

En palabras del Ministerio Público, el imputado arremetió contra su padre, el 25 de septiembre del año pasado, una vez que la agresión a su madre ya había finalizado, es decir, cuando la vio ensangrentada tras ser golpeada en la cabeza con un afilador de cuchillos. "En ese momento es cuando se enfada, aparta a su madre y agrede al fallecido con todo lo que tiene a mano", sostiene el fiscal. Primero le dio "un golpe mortal con una olla" y después, mientras estaba "borracho y tendido en el suelo", indefenso, "le cortó dos veces el cuello con el sacho". Por tanto, en su informe final, el fiscal concluye que el crimen no se produjo en defensa de la madre o por miedo, sino "por resentimiento para vengar todos los males causados".

No lo ve así la defensa, que interesó un veredicto de inocencia. "Señores, esa madre fue maltratada desde que era soltera y su hijo llevaba 37 años esquivando golpes", espetó Isabel Martínez a los miembros del jurado, tras expresar con contundencia su disconformidad con los argumentos del fiscal.

"Los médicos forenses han asegurado que hubo una enajenación mental transitoria, un arrebato, porque lo que pasó en ese momento fue un estallido, algo anormal", enfatizó la letrada. Martínez reconoció que el crimen fue horroroso y no tenía que haber ocurrido, pero niega que su defendido actuara "con la intención de matar ni buscara ese resultado". Marcos, en su derecho a la última palabra, fue claro: "Me siento mal por lo que hice y bien porque mi madre está bien".