Los efectos de la crisis y el aumento progresivo del paro tienen ya su reflejo en el censo de población de Telde. El municipio perdió el pasado año 75 habitantes en relación a 2011, un fenómeno del que no se tenía constancia alguna en los últimos cien años y que muchos vinculan de forma directa tanto a la falta de oportunidades laborales en la Isla -lo que da paso a una emigración masiva- como a un pequeño descenso en la natalidad.

Según los datos oficiales publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en Telde se encontraban empadronados en enero de 2012 un total de 101.300 vecinos frente a los 101.375 contabilizados un año antes. La cifra no es aún definitiva, pues está pendiente de algunas reclamaciones remitidas a Madrid desde el Negociado de Estadística del consistorio, pero sí deja bien a las claras que la tendencia de incremento en el censo demográfico que ha experimentado Telde en las últimas décadas ya forma parte del pasado.

Esta circunstancia obedece al recrudecimiento de las actuales condiciones socioeconómicas que se viven en Canarias en general y en Telde en particular, con 16.837 demandantes de un puesto de trabajo apuntados en la oficina que el Servicio Canario de Empleo (SCE) tiene en San Gregorio.

El aumento del número de residentes se había ralentizado en el último lustro, con aumentos que oscilaban entre el 2 y el 3%, pero estos baremos habían menguado de forma considerable desde el año 2010, momento en el que la ciudad superó la histórica barrera de los 100.000 habitantes y que supuso tanto la nueva consideración de la urbe como gran ciudad como el aumento del número de representantes políticos en el salón de plenos desde los 25 a los 27 concejales actuales. Así las cosas, los incrementos quedaron estabilizados entre el 0,5 y el 1%, pero ya el último recuento oficial llega a ofrecer un saldo negativo.

La última vez que Telde sufrió una merma significativa en su número de habitantes se produjo en 1851, cuando una epidemia de cólera morbo motivó la pérdida de un tercio de su población, tal como recordaba ayer tarde el cronista oficial de la ciudad y director de la Casa Museo León y Castillo, Antonio González Padrón.

A principios del siglo XX vivían en Telde unas 9.000 personas y en la década de los 60 eran más de 20.000 sus moradores en franca competencia con el censo de Arucas. Posteriormente, se produjo el boom demográfico como consecuencia de la puesta en marcha de nuevas zonas de cultivo, el desarrollo del sur y la creación de polígonos. El incremento del precio de la vivienda en la capital también ayudó a que se pasase de 88.110 habitantes en 2000 a 98.399 (2007).

Ahora la tendencia ha cambiado, y al contrario de lo que se pueda pensar, esta primera bajada no tiene su principal origen en el retorno masivo de inmigrantes latinoamericanos: ha descendido el número de colombianos (-29), cubanos (-17), uruguayos (-16), chilenos (-16), venezolanos (-11) y argentinos (-7), pero lo cierto es que el recuento actual muestra una colonia de extranjeros formada hoy por 3.763 personas, 39 más que en 2012. La causa del descenso se localiza entre la población autóctona, con jóvenes que marchan a otros países en busca de trabajo y con una tasa de natalidad que ha echado el freno con contundencia.

Por núcleos, 23 de los 42 núcleos en los que el INE divide Telde han perdido vecinos. En otros 16 se ha ganado algo de población y en tres no han habido cambios. El que más ha crecido ha sido el casco, aunque también hay aumentos en La Herradura y Playa del Hombre. Valle de Jinámar, San José de Las Longueras y Las Remudas siguen con su lento despoblamiento.