El Mundo, El País, Finanzas, Diario de Mallorca, Invertia, Diario Montañés, El Ilustrador, 20 Minutos y así suma y sigue en un grueso catálogo de publicaciones de papel o digitales que rivalizaron en la opinión del portavoz de la Fecao sobre su particular visión de los desnudos con informaciones de enjundia, como asteroides, meteoritos, urdangarines y otros bárcenas.

El bólido lanzado el pasado viernes por su secretario, Antonio Vélez, discriminando a obesos y mayores del panorama nudista playero, o mostrando su admiración por los cuerpos de los jóvenes, "sin afeites", también implosionaba en Facebook. En este periódico la información de la web digital laprovincia.es llegaba a los 900 enlaces con esta red social, un número inusualmente alto, que, además tenía espacio propio en numerosos usuarios que compartían por su cuenta el exabrupto, multiplicando las reacciones.

También caían chuzos en la propia página Facebook de la Fecao. "Vergonzosas las ideas, que solo muestran la mente enferma del tipo que firma el artículo", opina Víctor Villoria. "No entiendo cómo los empresarios canarios no se avergüenzan de un presidente como usted", expone Juanjo Florido; o "¡Vergüenza de que la Fecao sea canaria!", según Sara Martín, eran tres de los testimonios más suaves de unas recriminaciones que incluían términos muchos más duros.

Y es que Vélez, con su criterio geriátrico, tocó hueso en una sociedad como la canaria que a estas alturas del siglo ve el desnudo en una playa como Maspalomas como parte natural del paisaje, no como una excepcionalidad, una rareza o exotismo. El Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana nunca entró en polémica sobre el hecho, tan solo abarcó el debate de acotar o no el lugar de su práctica. De ahí a discriminar a los usuarios por su forma física o edad ha resultado un derrape que no es que se ha haya pasado varios pueblos, sino que ha llegado a los Pirineos. Y de momento, porque si su repercusión generara la misma onda expansiva en los países de origen de nuestros visitantes, la marca Canarias, en cuya promoción tantos millones invierte, quedaría seriamente tocada, pero con todo, quizá no tanto como la propia imagen que hoy por hoy ofrece la Fecao.