"Escribir no es fruto de la inspiración, sino de la transpiración: de sudar y trabajar mucho". La escritora Laura Gallego ofreció ayer-y también recibió-, en el Auditorio de Teror una lección magistral de literatura en un encuentro con 500 alumnos de secundaria de los centros de la villa mariana, de Valleseco, Firgas, San Mateo, Bañaderos, Arucas y Santa Brígida, en una suerte de clase académica recíproca en la que los estudiantes destriparon con un tino pasmoso la obra de la multigalardonada autora, todo ello en un proceso de disección que por momento llegó a niveles de análisis forense.

Gallego, domiciliada en bosques encantados donde los árboles cantan, de ramas que giran sus hojas a voluntad y donde habita el mito del pequeño salvaje, los héroes y las heroínas, es premio nacional de Literatura Infantil y Juvenil 2012; premio Cervantes Chico 2011; premio Isabel Ferrer 2008; y premio Barco de Vapor en sus ediciones de 1998, 2002 y 2005, y fue acogida y recibida en la atestada sala de butacas con honores de estrella entre un público asombrosamente puesto en cada línea de cada página de su abrumadora obra juvenil. Fue, de lejos, un verdadero espectáculo cultural en toda su dimensión, con una pollería que enlazaba y contrastaba los personajes que alongan por los textos de Gallego con emblemas del mito y la literatura como Electra, Juana de Arco, Rómulo y Remo, o con el díscolo Mowgli de Rudyard Kipling, en el Libro de la selva. Ahí dentro, en el auditorio de Teror, ayer se materializó el gigantesco potencial de unas generaciones de jóvenes con cerebros de muchos más kilovatios de los que vienen de serie en la ficha técnica.

El acto no comenzó flojo. Organizado por el profesor Miguel Martín, coordinador del Proyecto Biblioteca de Teror, se escurrían las letras en una gran pantalla mientras se realizaba una lectura, en un inicio contundente que contó con la presencia del vicepresidente del Gobierno de Canarias, José Miguel Pérez y el alcalde de la localidad, Juan de Dios Ramos, representando a las dos instituciones que han participado en la cita de ayer junto con la Editorial SM.

A partir de ahí comenzó la fiesta, en la que la gran piñata a romper contenía las golosas sorpresas escondidas en El retorno a la Isla Blanca; en Mago por casualidad; La leyenda del rey errante; en Finis Mundi; o en su aclamada serie Crónicas de Idhún.

Cada colegio, en un serial de intervenciones que duró varias horas pero que se hicieron apenas minutos, y denominado en su conjunto como comunicaciones, exponía el trasunto de la trama, su desarrollo y hasta el perfil psicológico de los protagonistas. A cada comunicación el personal aplaudía como si fuera gol de lejos, y lo mismo ocurría con las perlas musicales que algunos alumnos ofrecían entre tomo y tomo.

A la una, tras un atracón que comenzó a las nueve y media, y que incluyó una charla de Gallego a las diez, se iniciaba un tercer grado a la autora a cargo del público menudo. Fue ahí cuando Gallego cogió resuello para asimilar el baño de letras. Eran preguntas como el "¿qué te inspiró estos cuentos fantásticos, maravillosos?"; "quieres ganar el premio Nobel o algo?"; o el definitivo "¿por qué te gusta tanto escribir?", que resolvió con una no menos definitiva respuesta: "No tengo ni idea, pero tengo tantas historias en la cabeza que si no las escribo con la mano me salen por las orejas", en un proceso terapéutico que inició con la edad de 11 años y que se ha saldado a día de hoy con los visibles efectos de ayer: un club de incondicionales que preguntaban por su siguiente obra o por segundas partes de lo ya publicado.

Al finalizar, ovación y foto con cada uno de los centros, en una imagen para entrar y embutirse en la magia del bosque encantado de la propia mano de Laura Gallego.