"Soy un asturiano que he pasado prácticamente toda mi vida en Gran Canaria y trabajado intensamente; solo puedo decir que estoy profundamente agradecido de que el Cabildo me haya hecho merecedor de este premio en nombre de todos los grancanarios". Ángel Ferrera muestra su gratitud con estas palabras y añade: "Esta isla me lo ha dado todo, tanto en lo personal como en lo profesional".

Nacido en Avilés, su familia se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria a principios de los años cincuenta. Su padre, que era empresario en el norte de España en el negocio de las reparaciones navales y el suministro de buques, "vio grandes oportunidades en el puerto de La Luz y se instaló aquí para siempre", explica. De su niñez y juventud recuerda que Gran Canaria tenía 340.000 habitantes y la capital no llegaba a los 150.000, pero el régimen de los puertos francos ya propiciaba "un auge tremendo del comercio, la agricultura y algunas industrias alimentarias".

"Después", rememora, "tuve la oportunidad de casarme con una gran mujer canaria, que me dio tres hijas maravillosas y unos nietos que hoy en día son mi auténtica ilusión". Su otra riqueza son los muchos amigos que le ha dado la Isla, en los que encontró el apoyo necesario para todas las iniciativas sociales que emprendió.

En el plano profesional, su historia es la de la patronal canaria. Tras realizar el bachiller en el Colegio Claret y Ciencias Económicas en Madrid, desde muy joven se vislumbraron en él las inquietudes emprendedoras y sociales y sus aptitudes para el liderazgo. Con apenas quince años ya había constituido el primer grupo de boy scouts que se creó en Canarias, pero es en su etapa universitaria donde inicia sus actividades a favor de la democracia. Su vocación liberal y su facilidad para la comunicación tuvieron reflejo en la labor que, como articulista, desarrolló en esa época en Diario de Las Palmas.

Su etapa profesional comenzó en el año 1971 en el sector de la automoción. Un año después participó en la génesis del Club de Marketing de Las Palmas, que sería el embrión de la Federación Empresarial Canaria, primera organización libre y democrática que se constituyó en las islas en 1976.

Pero no cejó en su empeño de permeabilizar el estamento empresarial y, con Agustín Rodríguez Sahagún, fundó también ese año la Confederación Española de Empresas que, posteriormente, junto a Fomento del Trabajo de Cataluña, de Ferrer Salat y la Agrupación de Empresarios Vascos de Luis Olarra, dio lugar a la fundación de la CEOE que hoy conocemos. En 1977 fue nombrado miembro de la primera Junta Directiva de esta patronal.

En 1978 promovió la creación de la Confederación Canaria de Empresarios, que agrupó a los grandes sectores de la economía canaria (hostelería, construcción, metal, pesca), de la que fue su primer presidente. Hoy es presidente de honor. Durante toda la etapa de la transición, mantuvo una destacada posición en los debates socioeconómicos más importantes de las Islas, como la preautonomía, la incorporación de Canarias a la CEE y su defensa del protocolo 2, el debate de liberalismo frente a proteccionismo o modificación del REF.

En 1981, junto a Antonio Garrigues y Juan Cambreleng, Ferrera funda el Club Liberal de Las Palmas, y en 1984, junto a Francisco Ucelay, el Círculo de Empresarios de Canarias. En 1986 es elegido presidente de la Cámara de Comercio de Las Palmas, institución que presidió durante tres mandatos consecutivos, hasta el año 2002.

En 1987 impulsa definitivamente un viejo anhelo, la creación de una Escuela de Negocios privada y de calidad, como hoy es la Fundación Bravo Murillo, que desarrolla modernos programas de formación de directivos, y Escoex (Escuela de Comercio Exterior y Marketing), en donde tuvo como compañeros a Rafael Molina Petit, Rafael Esparza y Cayetano González-Roca. Hoy esta institución goza de un reconocido prestigio y realiza una aportación muy significativa a la formación de jóvenes emprendedores canarios y altos directivos empresariales de las islas.

Aparte de estas iniciativas públicas, en el ámbito profesional privado Ferrera ha sido un destacado estandarte también de la iniciativa social, con la creación del Banco de las Islas Canarias, donde fue vicepresidente entre los años 81 y 91. Es reconocida su labor al frente de la empresa Toyota Canarias, una firma que da empleo a 400 trabajadores y que se encuentra entre las que lideran los ranking de facturación de empresas en las islas, con algo más de 350 millones de euros anuales. También presidió Unelco Endesa durante diez años, entre 1996 y 2006.

Entre una veintena de distinciones, posee la Medalla de Oro de Canarias (2007), la Medalla de Oro de la Cruz Roja Española (2008), el título de Hijo Adoptivo de Las Palmas de Gran Canaria (2009) o la Medalla de Oro de la ULPGC.