A burro robado, burro regalado. Esa ha sido la rápida respuesta de la empresa Viveros El Rosal tras la sustracción del pollino que decoraba la rotonda del cruce del Lomo de Maspalomas, en San Bartolomé de Tirajana. La escultura, realizada en fibra de vidrio, desapareció la madrugada del 26 de marzo, solo un mes después de la inauguración de la obra. Con alevosía y nocturnidad, los ladrones utilizaron maquinaria industrial para romper las sujeciones de cemento y con una grúa cargaron el pesado animal en un camión. Jacinto, un vendedor de frutas que cada día instala su furgoneta junto a la rotonda, fue el primero en echarlo en falta.

Aunque la Policía Local abrió una investigación, nunca más se supo del paradero de Lino, que así bautizaron al borrico. El alcalde, Marco Aurelio Pérez, cree que puede estar en algún jardín privado, aunque tampoco descarta que lo tiraran al fondo de un barranco si el robo fue un acto de puro vandalismo. Doce días después, un nuevo asno, muy parecido al anterior, destaca en medio de la rotonda, entre un olivo centenario, varios olivos de bolas, cicas, agaves y plantas de relleno, además de doce tinajas y piedras decorativas.

La desaparición del burro causó gran estupor en la empresa Viveros del Rosal, que a través de un convenio con el Ayuntamiento realizó el ajardinamiento de esa rotonda que conduce desde Playa del Inglés a Fataga y Tunte. El nuevo animalito ha costado otros 600 euros, que regala la empresa, y está sellado con cemento al suelo.