La sociedad que dirige el casino de Meloneras se ha hecho con el control del negocio del juego del Tamarindos y ahora pretende trasladarlo de San Agustín a Playa del Inglés. La empresa Gran Casino Costa Meloneras S. A., formada por el grupo Orenes, Automáticos Canarios y Lopesan, ha aprovechado que la cuenta de resultados del casino de la cadena Melía está en caída para buscarle un emplazamiento en otra zona más transitada por los turistas.

La idea de los socios del casino de Meloneras es explotar la licencia de Meliá en el hotel Buenos Aires, ubicado en la bajada a Playa del Inglés, propiedad del hotelero Mario Romero Mur. En concreto, el salón de juegos irá en el local donde hace años estuvo el Hard Rock Café, regentado por el empresario Manuel García Navarro. En este momento solo falta que el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana dé el visto bueno a la nueva ubicación del Tamarindos.

Jesús David González, gerente de Automáticos Canarios, empresa que tiene el 47,5% de participación en el casino de Meloneras, confirmó a este periódico que están intentando llegar a un acuerdo con Meliá, cuyo negocio de casino está en números rojos, para sacarlo de San Agustín. Los otros socios del Casino Meloneras son el grupo Orenes, que controla el 47,5% y el grupo Lopesan, que además de tener la licencia, también participa con el 5%.

Aunque la crisis económica ha hecho bajar la rentabilidad de los casinos, desde Automáticos Canarios aseguraron que el negocio de Meloneras se mantiene porque se trata de un salón de juegos consolidado, que está en medio de varios hoteles de cinco estrellas. Con todo, Jesús David González admitió que los jugadores de casino se han esfumado porque "muchos tenían negocios de inmobiliarias, restauración y de discotecas y gastaban sin temor porque les iba muy bien sus empresas, pero ahora van con el dinero justo". El gerente añadió que también la actividad de los salones recreativos ha caído mucho y ha obligado a esta empresa a cerrar siete locales en los dos últimos años. "La gente destina al juego lo que le sobra, y en el Sur es típico coger las propinas; al ser escasas, ya no hay para las tragaperras", dijo.

Dos licencias en el Sur

Pero el negocio del juego no es lo único que no da rentabilidad en el hotel Tamarindos. La cadena Melía lleva tiempo intentando vender este establecimiento, pero el hecho de que muchas habitaciones se hayan vendido de forma individual ha espantado a los inversores, pues tendrían que negociar con otros propietarios.

En el Sur sólo hay dos licencias para explotar casinos, la que tiene Meliá para sus instalaciones del Tamarindos, que fue durante años la única que existía en toda la zona turística de San Bartolomé de Tirajana, y la del grupo Lopesan en el Costa Meloneras, concedida en 2004 por el Gobierno canario. Así, si los inversores rusos que pretenden construir varios hoteles en Tarajalillo quisieran explotar un casino tendrían que negociar con estas empresas la gestión de la licencia. En la capital grancanaria hay otra sala de juegos, en el parque Santa Catalina, cuya licencia es de Jupama. Desde este grupo señalaron que los mejores clientes de los casinos han sido sobre todo canarios y peninsulares a los que les iban bien los negocios y destinaban parte de las ganancias a jugar.