Entre 1.000 y 1.200 palmeras han desaparecido de los márgenes de la autopista del Sur en los últimos tres años por la falta de riego y de mantenimiento. Ese es el cálculo que han hecho técnicos de Medio Ambiente y de la empresa de aguas Elmasa tras las denuncias de los últimos días por el deterioro de las plantaciones entre los barrancos de Tirajana y Arguineguín, en el término municipal de San Bartolomé de Tirajana.

Como contrapunto al acuerdo del Cabildo de Gran Canaria de paralizar el proyecto de la cadena Riu en el hotel Oasis para proteger el palmeral, los empresarios que se oponen a esa decisión aseguran que ya se han perdido 500 ejemplares en ese tramo de la autopista GC-1 y que otro millar está en serio peligro de desaparición. Sus estimaciones se han quedado cortas, aunque también es cierto que ya hay una empresa dedicada a la conservación.

El principal deterioro de los árboles se produjo entre marzo de 2010 y junio de 2012, periodo en que nadie se ocupó del riego. Tras la finalización del contrato con la empresa Elmasa el 31 de diciembre de 2009, el Cabildo y el Ayuntamiento tardaron más de dos años en firmar un nuevo convenio y en adjudicar la concesión, un tiempo demasiado largo incluso para las palmeras, resistentes como pocas especies al clima seco. Muchas ni siquiera llegaron a desarrollarse y murieron tal como fueron plantadas. La historia de las palmeras de la autopista del Sur es la de un largo pulso entre el Cabildo y el Ayuntamiento por la conservación de sus márgenes, según explicaron a este periódico técnicos de ambas instituciones. Pese a que el Cabildo es el responsable del mantenimiento de las autovías y autopistas, y de hecho lo hace en todas las carreteras de la Isla, el tramo de la GC-1 que atraviesa el municipio de San Bartolomé tiene una situación especial. Desde principios de los años noventa, la corporación insular decidió trasladar esa responsabilidad al consistorio sureño, con el argumento de que es un municipio rico y debe cuidar el entorno de sus zonas turísticas.

Agua

Desde el año 1995, siendo alcalde Marcial Franco y con el apoyo del entonces vicepresidente insular Jesús Gómez, reconocido defensor de las palmeras, se encargó a la empresa Elmasa la plantación en la autopista y en otras zonas turísticas, como Bahía Feliz, San Agustín o el Campo Internacional de Maspalomas. La compañía del agua lo hizo de forma desinteresada hasta 2006, año en que ya pidió al Cabildo que se hiciera cargo por el alto coste que suponía.

Elmasa se dirigió al entonces consejero de Obras Públicas, Miguel Jorge Blanco, que optó por la fórmula de pagar el mantenimiento a través de convenio con el Ayuntamiento, que a su vez sería el encargado de convocar un concurso. El contrato se adjudicó a la propia Elmasa hasta finales de 2007 y se prorrogó año a año hasta el 31 de diciembre de 2009, en que ya no lo permitía la normativa. "Al vencer el contrato, nadie hizo nada", asegura un exdirectivo de la empresa, que recuerda que en la conservación de los márgenes de la autopista llegaron a trabajar hasta doce personas. Al comprobar que ninguna institución se hacía cargo, Elmasa siguió regando y cuidando los jardines, otra vez de forma altruista. Dejó de hacerlo en marzo de 2010, por la responsabilidad que corría la empresa en caso de accidente de alguno de los trabajadores, pues no existía contrato ni documento alguno. No obstante, dos operarios siguieron abriendo las llaves de riego durante unos meses más. Los robos de las mangueras y de las propias llaves de riego obligaron a Elmasa a tirar la toalla, no sin antes acudir "en decenas de ocasiones" al Cabildo a advertir de la muerte de las palmeras si no se actuaba con rapidez. "Es la puerta del entrada al Sur y se está perdiendo el trabajo realizado durante muchos años, es una pena", apunta el mismo extrabajador. Por pulsos económicos y competenciales en el Cabildo y el Ayuntamiento no se adjudicó el nuevo mantenimiento hasta junio de 2012, por lo que el nuevo contratista solo ha podido dedicarse a arrancar las palmeras secas y a intentar salvar las pocas que siguen vivas.

Culpa

Desde algunas instancias se ha querido echar la culpa a la plaga del picudo, pero todos los expertos consultados afirman que la causa principal fue la falta de riego durante esos dos años. En septiembre de 2012, con motivo de la organización del Día Mundial del Turismo y la visita del príncipe Felipe, se hizo un lavado de cara en las zonas más expuestas a la vista, pero no una recuperación a fondo.

En enero de este año, la consejera insular socialista Isabel Guerra ya planteó al Pleno del Cabildo la desaparición de 500 palmeras, las que alegan ahora los empresarios para resaltar la distinta vara de medir del Cabildo según se traten de las palmeras del Oasis o las de la carretera. Si se buscaran responsabilidades políticas, ninguno de los cuatro grupos políticos saldría bien parado, pues PP, PSOE, NC y CC han tenido responsabilidades en este periodo en el Cabildo o en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana.

"Lo increíble es que el Seprona o Medio Ambiente te cae encima si intentas trasplantar una palmera en el jardín de tu hotel, mientras que en la autopista se han muerto más de mil palmeras a la vista de todos y sin que nadie haya movido un dedo para evitarlo", se indigna uno de estos empresarios turísticos.