En el cielo de Telde lucía hace más de un siglo como la más coqueta de toda la zona cumbrera. Entre neblinas bucólicas, la pequeña ermita de Cazadores retaba al tiempo con sus paredes encaladas, su virgen del Rosario, su San Isidro y su San Francisco de Asís. Todo hasta que la marcha del ser humano a la nueva iglesia la sumió en el abandono y las lluvias y el viento hicieron el resto.

Así se gestó un progresivo deterioro que llegó a su punto culminante en 2010. Una brutal tormenta llevó al suelo a la espadaña y al escaso frontis que en pie le quedaban. Sólo la campana fue rescatada, llevada a buen recaudo a Lomo Magullo, porque no todos los días se oficia a 1.200 metros sobre el nivel del mar. Y esto hasta que el Ayuntamiento de Telde, harto de retrasos y de mil y un problemas, afrontó de manera seria la rehabilitación de esta, la última ermita de montaña levantada en sus lindes.

En esa tarea se afanan desde hace meses los empleados de Construcciones Sánchez Moreno, una pequeña y modesta empresa local, nacida en Lomo Magullo y donde se han tomado como algo personal la recuperación del templo.

Tal es así que su dueño le ha prometido por activa y por pasiva a Ignacio Serrano, el concejal de Obras Públicas y Patrimonio Histórico del Ayuntamiento de Telde, que hará lo indecible por conseguir que el inmueble se parezca todo lo humanamente posible a aquella esplendorosa estructura que Margarita Martel, viuda de Paquito Martel, el último alcalde pedáneo del pago y de todo Telde, conoció en sus tiempos mozos.

La clave para ello está allá arriba. Y por lo de allá arriba, diríjase la vista al hueco donde en su día estaba la techumbre de la ermita. Aquel caparazón tenía su propia denominación de origen por haberse revestido a principio del XX con centenares de extrañísimas tejas planas fabricadas en las instalaciones de la fábrica de Guichard Carvin, en Marsella, Francia, no muy habituales por estos lares.

Trabajo de campo

La factoría gala ya no produce, pero en Sánchez Moreno creen que unos cuantos caseríos abandonados de Cazadores podrían estar revestidas con las piezas que con el paso de los años fueron cayendo y volando del suelo. Se aferran a ello para intentar fotocopiar la estampa pretérita del recinto.

A eso y a la labor de investigadora rural que se le ha asignado a Odalid Molina, una ingeniera de obras públicas que estas últimas semanas ha estado haciendo sus prácticas en el Ayuntamiento y que, a priori, ha sido la encargada junto a la cuadrilla de Sánchez de escudriñar todos los techos de esta esquina de Telde hasta dar con el material que se precisa "porque lo que hemos podido recuperar del suelo intacto lo tienes en este pale", desvela con pesimismo el encargado de la obra, Benito Sánchez, tras darle las novedades del día a Serrano y señalar a la prensa una montaña no muy grande de tejas planas.

"Chico, por debajo tienen unos enganches tan raros que hasta estoy buscándolas como loco por internet", apunta.

Con lo que tiene de momento no da ni para cubrir la minúscula sacristía de la ermita, pero aquí nadie se rinde. Todavía hay tiempo. Los trabajos de reconstrucción de los muros auguran un par de meses más de duras jornadas, y con los 161.000 euros de presupuesto se quieren hacer virguerías. "Sé que hay un pozo abandonado un poco más abajo que tendrá como 10 ó 12 piezas válidas", tira de memoria Benito mientras Serrano confirma que la techumbre se hará con madera de vitacola... y sucedáneo de teja francesa.

Fácil no lo tienen, pero todos apelan a la figura de Martel, fallecido en 2011 y al que "eso le hubiese gustado", sentencia su viuda.

Cuando se recupere puede que a ella también regrese su antigua pila bautismal, retirada de su emplazamiento original en tiempos ya casi inmemorables.

"He oído por ahí que la mantienen a buen recaudo en un hotel del sur de la isla y que la entregarán encantados cuando la obra concluya", señalaba ayer el concejal de Patrimonio Histórico, al que le gustaría contar con la pieza.