Si bien el mito establece que la imagen de la patrona se apareció milagrosamente en un enorme árbol que le dio el nombre allá por el año 1481, lo cierto es que para los tiempos más contemporáneos el prodigio se ha mecanizado, que se conoce como la Bajada de la Virgen, y que representa un no menos efectista acontecimiento que se produce cada 5 de septiembre con matemática precisión.

En el artículo Modo y manera de bajar la Virgen del Pino al pavimento desde su camarín de José Miguel Alzola se recoge el sistema, a mano, que funcionaba en el siglo XVIII, concretamente en el año 1786, para hacer descender la talla desde lo alto de su camarín al piso inferior, a pie de feligrés.

Tras años bajándola por una escalera, "con evidente peligro", se habilitó un husillo, como los antiguos conductos que se abrían en las casas para desaguar las inundaciones, una solución que en su momento aportó "mucha comodidad y seguridad", según se escribía en el Diario de sucesos elementales, políticos e históricos de Canarias.

La cosa fue así durante siglos hasta que llegado el XX ya no solo bajaba la Virgen sino todo su artificio, baldaquino incluido, con una trampilla de madera que se abría en el piso superior y mediante poleas, mucho brazo fornido, nervios y tiento para que no bailara semejante péndulo. Alzola, miembro de una extensa familia que veraneaba en Teror, relata que con ese trajín se producían "desperfectos, tanto en el templete como en las ráfagas del magnífico sol que enmarca la efigie de la Patrona".

Siempre hay un amañado en casa y su tío, Agustín Alzola González-Corvo, era el individuo: "Persona muy imaginativa, cuyo hobby era la micromecánica y que disfrutaba buscando soluciones para resolver las averías o mejorar el funcionamiento de los artilugios de la casa". Agustín, y el propio sobrino, se erizaban a cada maniobra, hasta que maquinó un invento para facilitar la maniobra y dotarla, "al mismo tiempo, de belleza y majestad. A un monseñor Antonio Socorro Lantigua recién llegado se le propuso la innovación: un sencillo chisme de dos raíles paralelos formando una rampa con 45 grados de inclinación sobre la que se deslizaba una plataforma, "y cuya hipotenusa correría sobre el plano inclinado de los raíles, de la misma manera que la escuadra se acopla con el cartabón para trazar líneas paralelas", algo que indica que lo sencillo no está reñido con la sofisticada física de la cosas.

Con todo, la sagrada carga ponía más difícil el proceso, pero Socorro Lantigua confió ciegamente en aquella ingeniería de verano.

Pero en el Teror del siglo XX existía también un reputado gremio que fue el que guindó de balcones de ebanistería, mobiliario y escaleras soberbias a buena parte de las casas más señeras de la localidad , a los que se recurrió para rematar el artilugio, y cuya aportación, continúa Alzola, "fue muy valiosa a la hora de construir aquél funicular sui géneris que, desde la primera prueba, funcionó a la perfección".

Y efectivamente, conectado el conjunto a un güinche la Virgen del Pino desciende durante unos doce minutos entre tules, flores y gasas tal cual un mar de nubes domesticado, provocando un logrado efecto que culmina en más de una lágrima. Hoy, tras la misa de las siete y media de la tarde, volverá a descender la imagen con todo el sobrenatural misterio..., de la energía eléctrica.