24 grados centígrados. Agaete. El asfalto de la antigua carretera que une la villa marinera con la ciudad de Gáldar reverbera bajo un solajero que, aunque de noviembre, a casi las doce del mediodía se pone un tanto inclemente. Apenas hay tráfico en la vía casi abandonada tras la construcción del moderno acceso de cuatro carriles que pasa por el puente de El Juncal.

No se oye ni un cernícalo cuando, de repente, bajan en dirección a la costa y a toda mecha lo que parecen diez extraterrestres salidos de Laponia montados en esquís, y no, no hay nadie en copas.

Los esporádicos conductores que pasan por el lugar se quedan quietos parados. "¿Pero esto qué es?" Esquí de fondo, amigo. "¿Y esos quiénes son? Suecos. De Suecia. Vikingos de Estocolmo.

Estocolmo, ayer, estaba entre los 3 grados de la noche a los 7 grados de buena mañana y con lluvia, una diferencia de casi 20 puntos, suficiente engodo para mandarse a mudar a estos alrededores del subtrópico con los esquíes como entrenamiento de la Vasaloppet, el certamen más antiguo -y largo-, del mundo: los 90 kilómetros de longitud que separan las ciudades de Sälen y Mora, y en el que participarán en el próximo mes de marzo unos 60.000 deportistas.

Estas personas en concreto, las que ayer se deslizaban por la nieve negra formada por el piche del Noroeste, no son del todo normales fisiológicamente hablando.

Con una zancada y dos rebencazos de los bastones se ponen realmente lejos. Da igual si cuesta arriba o cuesta abajo. Cuando se les pide que se echen a rodar para estudiar el mecanismo hay que volver a ir a buscarlos, dado que funcionan a velocidad Utinsa y en formato convoy con un consumo diario de 1.400 calorías por individuo.

Guillermo Morales, de la empresa Nortetrek, es el entrenador indígena de los suecos, en una iniciativa pionera en Canarias que tiene al grupo encandilado.

"El lunes los llevé al pinar, por el Valle arriba hasta Tamadaba, 20 kilómetros, y quedaron asombrados". Ayer martes, a la hora de autos, ya llevaban acumulados 30 kilómetros sube y baja, para sorprenderlos por la tarde con una visita a los cafetales de Agaete. Hoy tiran para El Risco, camino de La Aldea, y así suma y sigue hasta el domingo, fin del programa.

Algunos, como el también entrenador nativo Johan Myhr, aparte de los rollerskis, que es como se llama el chisme adaptado a lo seco, se han traído a la familia al completo, en un combo deporte-vacaciones que no quedará en una experiencia aislada: "Volveremos". Y con más rancho aún.

De momento, Guillermo está al tiento de traerse a un equipo para entrenar ante los XXII Juegos Olímpicos de Invierno que se celebrarán en la ciudad rusa de Sochi en 2014. Quien sí que estaba ayer en Agaete y también estará en Sochi es Martin Larsson, entrenador del equipo nacional sueco. "Mira qué elegante viene", ilustra Morales. Efectivamente, Martin sube la cuestilla como un pájaro apupú. Larsson ha estado entrenando en el mismo formato en Japón, en Estados Unidos, "en toda Europa"... y concluye que este es uno de los mejores lugares en los que ha estado. "Esta isla será un destino de esquí de fondo. En Estocolmo, por ejemplo, es todo plano", y aquí hay buen tiempo, paisaje y rampas para dar y regalar. "Y además allá durante el invierno a las cuatro de la tarde ya es de noche".

Pero como quiera que aquí se ha venido a esquiar y no a alegar el grupo rumbia de nuevo carretera arriba, por gentileza de la Policía Local de Agaete, que los ha recibido con sus bendiciones. Un bloqueo en la rueda trasera evita que reculen en ascenso. Pero hacia abajo la situación se complica algo. Ahí vienen. El grupo baja embalado. Hay que ser fino porque no hay frenos, a tumba abierta. Uno de los diez se sale del grupo y el muy escandinavo opta por meterse en un terregal. Un salpafuera con bastones para acá, trompicones para allá, esquíes derrapando entre los taliscos y una polvajera que, cuando escampa, deja ver al sueco aún de pie y muerto de la risa, no en balde se conoce desde antiguo que un buen vikingo es muy duro de pelar.