Las naranjas de José Medina Ramírez, de El Ejido, triunfaron ayer en la III Feria de la Naranja de Telde. La calidad de la producción del cítrico, que recoge este agricultor y empresario en las siete fincas que tiene en este municipio, en las que también cultiva limoneros, olivos, aguacateros y mangos, le convirtió en el triunfador de la cata de 2013 frente a otros doce agricultores que aspiraban al mismo galardón. Pero, Medina, como le conocen en Telde, y que cuenta con 81 años, antes de que en la plaza de San Juan, la concejal de Agricultura, María Calderín, comunicara la relación de premiados, daba muestras de sentirse un campeón de la vida. "Me he jubilado dos veces, he dejado las fincas, pero he vuelto a darme de alta en la Seguridad Social porque si no trabajaba me sentía muerto" confesaba en la Plaza de San Juan, en el puesto en el que se vendía una pequeña parte de su cosecha. Según señaló, la primera vez que decidió ser pensionista fue a los 65, de lo que se arrepintió a los 70, y tras volver al tajo y a la afiliación, volvió a retirarse,situación que no pudo alargar, y prueba de ello es que sigue activo y se resiste aún a jubilarse. Los 80.000 kilos, entre los que la variedad de ombligo (washington navel) gana en volumen, que espera recoger este año, cantidad similar a la de temporada pasada, los distribuye a través de las gasolineras que también regenta.

El secreto de la lozanía de este productor lo desvelaba su mujer, María José Flores: "Se levanta a las seis y media de la mañana, y se toma una escudilla de leche de cabra con gofio, pero no un gofio cualquiera sino el que saca de la piña que el mismo recoge". Tras ese desayuno, de lo más sano, José Medina, se dirige a echar un vistazo a sus fincas, y s e fija hasta en que plaga amenaza a los frutos.

En otro puesto de la Plaza de San Juan, los hermanos Rafael y Francisco Gómez, explicaban que justo este año han decidido recuperar en Salinetas una parte de una finca de su abuelo, Juan Francisco Gómez Apolinario, que adquirió hace un siglo. Cuestiones de herencia, han provocado que sean 500.000 metros cuadrados, y no las dos fanegadas pero, se mostraban muy contentos con los 100.000 kilos entre naranjas, limas y pomelos que da esa tierra. En los otros puestos, que sumaban la treintena, los cosecheros presumían con el almíbar que contenían sus cítricos. Con poco, las familias se animaban a comprar incluso por cajas. Hasta los postres, con el sabor que motivaesta feria, se agotaron.

El mismo entusiasmo mostraba Rita Suárez, profesora el IES Casas Nuevas, con los trabajos que habían realizado los alumnos de cuarto de la ESO (Diversificación).