El Gobierno de Canarias, por mandato del Parlamento solicitará a los siete cabildos que declaren el salto del pastor como Bien de Interés Cultura.

Se trata de una propuesta formalizada por el Grupo Nacionalista Canario cuya ponencia corrió a cargo de José Luis Perestelo, de Coalición Canaria, para "preservar nuestra memoria como pueblo, como islas y como región, poniendo en valor nuestras señas de identidad que además vienen a complementar la oferta turística y cultural de nuestro Archipiélago".

El salto del pastor, o brinco, es posiblemente una de las actividades culturales más antiguas del Archipiélago y que hoy goza de un gran predicamento en toda Canarias, especialmente tras la constitución oficial de la Federación de Salto del Pastor Canario en el año 2001, tras un proceso iniciado en 1994, cuando comienzan a formarse clubs, denominados jurrias en esta disciplina que ya es citada por los primeros cronistas de la Conquista : "Otras mil gentilezas hacen, como es arrojarse de una peña abajo con una lanza muchos estados", escribía en el siglo XVI fray Alonso de Espinosa

Tan solo en la isla de Gran Canaria existen en la actualidad 12 jurrias, con cientos de practicantes que mantienen más viva que nunca una espectacular maña que estaba abocada a desaparecer por el abandono del pastoreo y que se encuentra en la cúspide del acervo isleño junto con la lucha canaria y el juego del palo.

Un patrimonio que debe hoy gran parte de su difusión a la labor de investigación y divulgación realizado por la Federación, con gran parte de su actividad centrada, más que en el espectáculo, en la pedagogía ofrecida durante todo el año en centros educativos, ferias y actos festivos.

El garrote

El rey del salto es el garrote, como se le conoce en Gran Canaria, o lata, como se denomina en Lanzarote y Fuerteventura. Compuesto de regatón, que es la pieza metálica en la parte suelo, el palo propiamente dicho, que puede ser de un sinfín de maderas, incluidas las de frutales como almendros y durazneros, y la punta, que se encuentra en la parte superior en ocasiones rematada por argollas.

Un buen practicante de esta modalidad es capaz de descender por verdaderos riscos que parecen insalvables a una velocidad sorprendente, la misma, o similar, que provocaba el asombro de los primeros europeos. "Jamás hubo precipicio ni barranco profundo que cortase el paso a un isleño de éstos armado de su lanza, ni nunca se pudo escapar la más ligera cabra de caer en sus manos, por más que corriese veloz por los despeñaderos", según reportaba José Viera y Clavijo en su Historia General de las Islas Canarias.

Esta habilidad también ha creado a sus mitos. Como el pastor palmero Juan País Guerra, capaz de lanzarse desde lo alto de la iglesia de El Paso, a una altura de diez metros-, según la Federación. 'El Guindero' no solo era capaz de sortear la distancia sino además atravesar con el regatón una 'perra negra'. Avivó su leyenda su trágica muerta, al caer desde más de 30 metros dentro de la caldera de Taburiente.

No obstante el salto del pastor, con la buena práctica de sus secretos y técnicas apenas supone "un riesgo comedido, mientras se disfruta de la naturaleza y se contribuye al mantenimiento de la tradición", según sostiene la Federación en su exposición de motivos, y que pueden practicar personas que tengan un mínimo buen estado físico, con alturas de garrotes para todos los públicos, incluido el más menudo.

Por todo ello se resaltaba, en la propuesta parlamentaria, en la que también participaron los diputados Fabián Martín (Grupo Mixto), Encarna Galván (Grupo Socialista Canario) y María Victoria Ponce (Grupo Popular), su enorme valor para "preservar nuestra memoria como pueblo, como islas y como región", en lo que es una seña de identidad que además vienen a complementa la oferta turística y cultural de nuestro Archipiélago".