Los trabajadores del antiguo restaurante La Rotonda, el primer establecimiento gastronómico que el conde de la Vega Grande mandó a construir en Maspalomas, celebran sus bodas de oro. Tras medio siglo de su inauguración, aún se recuerda a estos maestros de la hostelería del municipio de San Bartolomé de Tirajana, auténticos pioneros en la labor de saciar el apetito de los primeros turistas del sur de la Isla.

El año bisiesto de 1964 repartió suerte entre las tierras áridas de la costa de Tirajana. La noche del 29 de febrero se inauguraba, a petición del conde de la Vega Grande, el primer restaurante de la ciudad turística de Maspalomas y, con él, casi un centenar de trabajadores daban el pistoletazo de salida al sector servicios en el sur de Gran Canaria. El restaurante La Rotonda, en San Agustín, ofreció las primeras noches gastronómicas del municipio a turistas, artistas y personalidades políticas durante más de dos décadas. Medio siglo más tarde, sus trabajadores añoran las paredes redondeadas de un edificio que sentó las bases de la hostelería turística en la Isla.

"¿De qué quiere usted trabajar? A mí de lo que me pongan", respondió Emilio Afonso el día que comenzó su labor como camarero en La Rotonda. Se enfundó los guantes blancos, la pajarita y la camisa de pechera y, desde una campana, comenzó a servir a los comensales nórdicos unos manjares que en su vida solo había visto por televisión.

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