La gota que colmó el vaso de la paciencia de la alcaldesa de Santa Brígida, Beatriz Santana, fue el voto de la concejal de su partido, Oneida Socorro, en contra de la subida de sueldo. Y destituyó a su compañera de todos sus cargo.Pero las tiranteces entre ambas bien de más atrás. Hace un mes ya Socorro presentó su renuncia como concejal de Festejos después de que se sintiera ninguneada por Santana al sustituir al coordinador de su departamento por Pedro Jiménez, el único animador sociocultural del consistorio, nombrándolo coordinador general de los servicios del Ayuntamiento.

La concejal se cabreó tanto que, en su escrito de renuncia como responsable de Festejos, afeó a la alcaldesa su actitud, que calificó de "injerencia". Beatriz Santana reconoció que entre las dos no ha habido química desde el principio de este mandato en el que por primera vez han coincidido en el pleno corporativo.

Sin embargo, la primera edil tampoco ha tenido inconveniente en reconocer que "como concejal ha hecho una gran labor". Lo mismo que hizo Lucas Bravo de Laguna, alcalde hasta hace dos meses y medio y presidente local del PP de Santa Brígida, cuando se reunió el pasado jueves con el comité local de su partido. Incluso pensaba llamarla para convencerla de que volviera al redil. Sin embargo, ella ya tiene tomada la decisión de darse de baja del partido en el que milita desde los 17 años. Ahora esta maestra tiene 38, diez menos que la alcaldesa.

Lo que no le perdona Beatriz Santana es que en el último pleno la concejal díscola no votara junto al grupo de gobierno el nuevo sueldo de la alcaldesa: 50.000 euros. A Oneida Socorro le parece mucho para Santa Brígida, aunque la ley le permite cobrarlo como tope máximo, atendiendo a la población de la villa. En el mismo pleno la edil cesada se abstuvo en la propuesta del PP sobre el centro comercial. ¿No querías caldo? Toma dos tazas.

Al haber sido antes concejal de Servicios Sociales, por lo que conoce muy bien las necesidades de los vecinos más necesitados, Oneida no se explica que Santana cobre ese sueldo. "Actualmente el ayuntamiento da de comer a más de 75 familias y 20 más están en lista de espera. ¿Cómo es posible que se aumente el sueldo?", dijo en la entrevista concedida a este periódico el pasado miércoles.

El nuevo sueldo de la alcaldesa ha sido un punto de fricción. ¿Se lo subió, como dice Socorro, o se lo bajó, como proclama la alcaldesa? Pues las dos cosas y ninguna de las dos. Este episodio tiene truco. Antes de acceder a la alcaldía, Santana cobraba algo más de 33.000 euros, como los demás ediles con dedicación exclusiva de la corporación. Al ser nombrada alcaldesa se le asignó el mismo sueldo que tenía su antecesor (53.305 euros) antes de que pasara a cobrar un salario mayor del Cabildo de Gran Canaria como consejero de Deportes.

De hecho ese es el sueldo que fue aprobado en el pleno de 20 de enero pasado. Pero un mes después, en la sesión siguiente del 27 de febrero, el grupo de gobierno tuvo que rectificar el sueldo de la alcaldesa debido a una nueva ley promovida y aprobada por el Gobierno central, de su mismo par- tido, el PP.

El artículo 90 de la disposición adicional de la ley 22/2013 obliga a los alcaldes a adecuar sus salarios en relación con el número de habitantes de sus respectivos municipios. Como Santa Brígida no llega a los 20.000 habitantes, a la alcaldesa le corresponde un sueldo que no puede sobrepasar los 50.000 euros ni en un céntimo. Ese fue el sueldo que se aprobó en el pleno de la semana pasada.

Como en el anterior se había aprobado algo más de 53.000 euros y en el último se rebajó a 50.000 por imperativo legal, la alcaldesa asegura con toda razón que se lo ha bajado, aunque sea sensiblemente superior al que percibía antes. De hecho no ha podido aplicarse el acuerdo plenario de enero debido a la ley promulgada por sus correligionarios en Madrid. El de febrero no fue una bajada voluntaria, sino obligada por ley.

Por eso también tiene razón Oneida Socorro cuando dice que la alcaldesa se ha subido el suel-do. Se lo ha aumentado en relación con su situación anterior como concejal de Urbanismo. Claro que Santana defiende, también con razón, que tiene que cobrar más que un edil. Lo que le afea Socorro es que cobre ese sueldo en un municipio con familias necesitadas en época de crisis.

La alcaldesa no entiende por qué Socorro no donó parte de su sueldo a Cáritas en los años en los que ha sido concejal y asegura que es fácil tocar la vena sensible de la gente. La concejal llama "dictadora" y "tirana" a la alcaldesa y ésta "demagoga" a la edil cesada por ella esta semana.

No es la primera vez que una concejal de Servicios Sociales se enfrenta a la primera autoridad del municipio, aún siendo del mismo partido. Ya le ocurrió a Guadalupe del Río, ahora líder de la oposición y presidenta de Cambio por Sataute, en 2009, en el mandato anterior. Era la número dos de la lista del PP, tras Lucas Bravo de Laguna. El alcalde, tras un enfrentamiento personal, decidió destituirla y nombró en su lugar precisamente a Oneida Socorro, que ahora acaba de ser destituida por la alcaldesa. La historia se repite, aunque esta vez llevaba otras delegaciones. Las dos eran mujeres de máxima confianza de Lucas y ambas dejaron de serlo fulminantemente. La historia se repite, pero este cuento no ha acabado.